Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

3 Jul, 2014

¿En verdad el gasto público es la salvación? ¿Y la experiencia que demuestra lo contrario?

El documento mensual que la Secretaría de Hacienda da a conocer a los interesados (Información de Finanzas Públicas y Deuda Pública) y entrega al Congreso, donde da cuenta de la situación que guardan las finanzas públicas y la deuda pública, nos deja ver para estos primeros cinco meses del año —si lo revisamos con acuciosidad—, un comportamiento en lo que se refiere a la captación de recursos y el gasto ejercido que, si me apurare un poco, le diría que podría ser peligroso de seguir por la ruta que indican las cifras del más reciente documento.

Dicho de otra manera, si no se realizaren cambios efectivos en la política fiscal y de gasto público seguida estos meses —de enero a mayo—, es probable que la situación actual empeore antes que mejorar.

(Si tuviere interés en revisar dicho documento, aquí lo puede consultar: http://www.shcp.gob.mx/POLITICAFINANCIERA/FINANZASPUBLICAS/finanzas_publ... )

Por otra parte, para los que desconocen todo lo relacionado con las finanzas públicas y su papel e impacto en la economía de un país, lo que describe el documento les es incomprensible, y ajeno; además, las consecuencias negativas probables —al no entender la materia—, nada significan para él. Menos aun cuando una avalancha mediática que todo lo aplasta, lo coloca como beneficiario privilegiado de las cifras que cada documento mensual reporta.

Asimismo, aquellos que son parte interesada en el asunto —apoyados por sus voceros oficiosos—, no ven riesgo alguno en lo que ahí se plantea; además, estos últimos promueven —con un celo digno de mejor causa— “la nueva etapa de saneamiento y consolidación de las finanzas públicas” porque —afirman eufóricos—, la autoridad ahora sí cobra impuestos, y los cobra bien.

Sin entrar en las cifras y darle los detalles que contradirían el optimismo oficial y la versión que sus voceros diseminan en los espacios mediáticos, se nota a leguas cuál es el objetivo fijado: tener, a la brevedad posible, un gobierno rico frente a una economía estancada den un país pobre y lleno de pobres.

Ahora bien, ¿por qué los que saben que esa ruta lleva a la debacle con las consecuencias desastrosas para el país y su desarrollo y la estabilidad política, querría continuar en esa ruta? Por la idea que tienen de lo que debe ser la gobernación; piensan —y actúan en consecuencia—, que la gobernación que hay que poner en práctica, es gastar sin importar que lo hagan mal.

Ver el gasto como la palanca del crecimiento, es una idea arrumbada desde hace decenios en el basurero de la historia; con el gasto público, no se logra crecimiento y sí, aun cuando lo saben no lo dicen, una crisis con costos altísimos y años perdidos.

Hoy, no son pocos los que se ufanan del nivel de captación alcanzado; con esos recursos, afirman confiados, impulsarán esta economía estancada la cual generaron con las medidas fiscales aplicadas. No hay duda alguna, es una gobernación muy interesante: el estancamiento va primero y enseguida, con los ingresos extraordinarios, dicen que lo van a resolver.

¿Qué explicación nos van a dar, cuando una buena parte de la población se diere cuenta que la ruta seguida nos habría llevado a la debacle?

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