Opinión del experto

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14 Jul, 2014

El fin del dinero gratis

Por Édgar Amador

La economía mundial está a punto de emprender un viaje inédito: el viaje de regreso del dinero gratis. Un viaje en donde la ida fue la parte fácil, y en donde lo difícil quizá sea el retorno. Dado que regalar es más fácil que cobrar, probablemente terminar con el dinero gratis vaya a ser más difícil que lo que ha sido regalarlo.

Difícilmente alguien se quejaría de que le regalen el costo del dinero, y eso es lo que ha pasado en el mundo en los últimos cinco años. Con el fin de evitar una depresión global, los principales bancos centrales del mundo han reducido la tasa de interés de los créditos que dan a los bancos comerciales a prácticamente cero por ciento. Es decir, los bancos han podido pedirle a los bancos centrales el dinero, el cual ellos usan para dar préstamos a sus clientes, y a cambio regresan al vencimiento el valor íntegro del crédito original a los bancos centrales.

Que el dinero para los bancos, que son la principal fuente de crédito a la economía en los último cinco años, haya sido gratis ha significado no únicamente que la economía global ha podido evitar la implosión, sino que este exceso de liquidez ha sido invertida también en proyectos con tasa de retornos inciertas y bajas. Proyectos que, cuando la marea de las tasas de interés suba, quedarán bajo el agua.

Tal ha sido la condición imperante en el mundo en los últimos cinco años, pero esto está a punto de cambiar.

Las últimas cifras de generación de empleos nuevos en Estados Unidos, de producción industrial en China, los precios escandalosos del inmobiliario en Reino Unido, todo apunta en una dirección: que la tardada recuperación económica al fin parece estar ganando carta de naturalización, luego de cinco años de vacilante desempeño, con intermitentes señales de crecimiento y retroceso.

Pero la señal más clara de que la época del dinero gratis ha concluido son las cifras recientes de inflación, que sugieren que luego de un lustro de precios contenidos, ciertas presiones de costos, especialmente en los sectores médicos y otros servicios, comienzan a manifestarse y a preocupar a los banqueros centrales, tan vigilantes de la inflación de suyo.

Las minutas más recientes de las reuniones de la Fed son ine-quívocas: el banco central estadunidense virará de una posición expansiva a una neutral en el último trimestre de este año, y probablemente las tasas despeguen del cero por ciento en donde se encuentren rumbo a un nivel más normal.

Los escenarios

Hay dos consideraciones importantes y sucesivas para poder evaluar lo que sigue en materia del costo de dinero en el mundo.

La primera es determinar con certeza si las señales de esta recuperación económica vienen acompañadas por un repunte en la inflación o si, como ha sido el caso en la economía de las últimas tres décadas, la inflación se mantendrá contenida.

Si la respuesta es positiva, y la inflación, hasta ahora muerta en Estados Unidos, viene de regreso, entonces la segunda consideración es extremadamente importante. ¿Con qué fuerza es dicho regreso? ¿Qué tan acelerada viene la inflación? ¿El regreso de la inflación es tan rápido que va a pescar a la Fed fuera de base y el banco central tendrá que subir tasas de manera rápida; o por el contrario, la inflación estará contenida y la Fed podrá regresar las tasas de interés a niveles normales, digamos de 2-3%  de manera gradual?

El escenario ideal es que, en el caso que esté de regreso, la inflación apenas esté atisbando las narices en el horizonte y que la Fed pueda mantenerla a raya mediante una serie ordenada de incrementos homogéneos y suaves. Si la Fed logra acomodar las tasas de interés en esa manera ordenada, los mercados de valores y de bonos tendrán la posibilidad de digerir los riesgos y podríamos ver una continuación del rally accionario similar al que se vivió cuando la Fed tuvo que subir tasas en 1994-1996.

Pero si por el contrario, la uña pequeña de la inflación que aflora en el camino es apenas el inicio de una garra fiera y en los siguientes meses los datos de inflación en Estados Unidos siguen mostrando persistencia y aceleración del alza en los precios, el escenario podría ser catastrófico.

Si la Fed es percibida corriendo detrás de la inflación, al punto que tenga que dar un jaloneo abrupto a las tasas de interés de corto plazo en lo inmediato, vamos a sufrir una serie de quebrantos severos en los mercados financieros del mundo: en el de bonos y en el de acciones, pues los inversionistas tendrán que recalcular el riesgo súbitamente y sin capacidad de evaluar los nuevos parámetros.

Los últimos treinta años los bancos centrales del mundo han ido por delante de la inflación: han sabido domarla antes de que surja, y han sabido reanimarla cuando estaba muerta en medio de recesiones. Hoy sin embargo corremos el riesgo de que se equivoquen. La inflación en Europa y Japón está muerta, pero en Estados Unidos la inflación de servicios es rampante. Si de improviso la inflación nos da un susto, la reacción de los bancos centrales podría descarrilar a los mercados y comprometer de nuevo la tímida recuperación del empelo y la producción. Atentos.

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