Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

18 Jul, 2014

¡Y claro que los mercados están nerviosos! No es para menos

¡Vaya forma de terminar la semana! Un avión de Malaysia Airlines fue derribado por un misil cuando sobrevolaba Ucrania dejando un saldo de 298 civiles muertos. A la vez, En Oriente Medio, Israel decidió continuar su ofensiva sobre la Franja de Gaza, lo que ha dejado —hasta el momento que escribo esta columna y de acuerdo a las fuentes internacionales— 230 muertes, entre los que se encontraban 45 niños.

Hace mucho tiempo leí o escuché, no lo recuerdo,  la idea de alguien que no sé quién era, pero que nunca he olvidado: “en las primeras páginas de los periódicos tendrían que estar las noticias deportivas, porque ellas narran los triunfos de la humanidad y no sus derrotas”.

Y sí, hoy los dos eventos que mencioné en el primer párrafo hablan de claras derrotas de la humanidad y desde ayer, ocupan lugares importantes en las páginas con que se abren los portales electrónicos de los medios masivos de comunicación importantes del mundo, incluida nuestra casa editorial, Excélsior.

Al menos en el caso del avión derribado, al momento hay más preguntas que respuestas y por lo tanto no queda más que especular al respecto. El ataqué israelita contra Hamas, es uno más de los lamentables episodios del conflicto que por décadas, con miles de muertes como saldo, han vivido en esa región los israelitas e islamistas.

El peor dato de todo esto, es el número de muertos civiles que caen en medio de un conflicto que no pudiendo resolverse por la vía de la negociación política, deriva en acciones de guerra que la historia nos dice que no conducen a nada bueno. Soy de los que piensan que la suma de dos males, no da como resultado un bien. Y en un conflicto bélico. Por lo menos hay dos partes malas en juego.

Hace un mes, en la Consejería del lunes 16 de junio, escribía sobre el conflicto que había aparecido en Irak y de la posición que Estados Unidos tomaba respecto de ello y de los posibles efectos que sobre el petróleo —entre otras cosas— podían presentarse en esos momentos, sin olvidar que el conflicto entre Rusia y Ucrania también apuntaba hacia ese mismo destino. Pero las cosas de ahora, creo que rebasan los temas petroleros.

Es claro que el nerviosismo que atacó ayer a los mercados en todos lados, de lo que habla es de la posibilidad real de un escalamiento de las tensiones que hasta ahora hemos visto. Derribar según se afirma, a un avión civil que volaba a 10 mil  metros de altura, con un misil que vuela a más de tres veces la velocidad del sonido, lanzado por —según se especula— un sofisticado equipo lanza misiles móvil tipo Buk (busque si tiene tiempo y ganas Buk System en internet), de manufactura rusa, que requiere un equipo entrenado para manejarlo, es un acto de guerra. Y esto le da otro color a los conflictos que conocemos.

¿Quién lo hizo, por qué lo hizo? Es difícil —al menos para mí— decirlo sin incurrir en cierto grado de irresponsabilidad que en general, no me permito. Aún no hay información razonablemente sólida para emitir un juicio en ese sentido. Por el momento sólo he escuchado acusaciones de ambos lados y posiciones internacionales que, además de condenar el hecho y lamentar la desgracia, toman distancia en espera de información para actuar.

¿Qué sigue? No lo sé. Supongo que además de esperar por datos “duros”, cabe que las condenas internacionales se traduzcan en más y más duras sanciones contra Rusia por parte de Occidente, a menos que sea claro que los que dispararon fueron fuerzas de Ucrania y no los separatistas pro Rusia, que por el momento son los más señalados como probables culpables. Nerviosos, sí estarán los mercados. No es para menos.

Los eventos de Oriente Medio, no son menos trágicos. Quizá por su naturaleza y frecuencia son menos mediáticos (menos explotables), pero no menos graves y lamentables. Por lo pronto, además de las muertes civiles, Hamas amenaza con contraatacar a Israel, lo que más allá de lo que finalmente haga, mantiene vivas las intenciones de ambos bandos, para destruir al otro.

Y en medio de los conflictos armados, estamos los civiles. Aquí en México, también podemos hablar de ello. Tenemos otra forma de confrontación armada, pero confrontación, al fin. Con bajas civiles en abundancia y pérdida de la sensación de seguridad, que está en la base de la confianza que cualquiera de nosotros necesita para levantarnos todos los días a fabricar el futuro y la vida de hoy. Suerte.

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