Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

22 Sep, 2014

Toshiba

Una fórmula fácil para volver reconocible a un personaje es equipararlo a otro mucho más famoso, lo que suele prestarse a equívocos: más de algún redactor suele escribir que Henry Ford es "el Steve Jobs de su época", siendo más bien al revés, por lógica de temporalidad. Lo mismo le pasa al artesano e inventor Tanaka Hisashige: la compañía que contribuyó a fundar lo llama "el Edison japonés", aun cuando ya tenía 46 años y una fama bien ganada en el Lejano Oriente en el momento que nació Thomas Alva.

Google dedicó su doodle del 16 de octubre de 2012 al 213 aniversario del natalicio de Tanaka, en el que ilustra una de sus más célebres creaciones: los karakuri, muñequitos con el diseño típico nipón dotados de un mecanismo motriz que los vuelve capaces de llenar minúsculas tazas de té o trazar letras con una pequeña brochita. En la animación de aquel onomástico, el autómata escribe la “G” del emblema del célebre buscador.

A los 21 años de edad, Tanaka causó sensación en una feria de pueblo cuando presentó aquellas marionetas robot y a partir de ahí comenzó una carrera de innovaciones que lo llevaron a recorrer todo el archipiélago japonés, en el que combinó su pericia técnica con el tradicionalismo artístico de su país (también se le atribuye la invención del reloj milenario Man-Nen Jimeisho, elevado a la categoría de patrimonio cultural).

En la época que vivió en Saga —famosa por su producción de cerámica y porcelana—, Tanaka fue comisionado por la prefectura de aquella región para apoyar en la construcción de barcos de vapor y equipo telegráfico. Algo debió hacer bien, pues el propio gobierno nacional le encargó instalar una red de comunicaciones similar, para lo cual se trasladó a Tokio en 1873. Para cumplir su misión, dos años más tarde fundó una empresa de ingeniería llamada Tanaka Seizo-Sho —instalada primero en el distrito Ginza y que luego se mudó a Shibaura—, la cual fue otro de sus legados. En 1904, 23 años después de la muerte de Tanaka, la firma cambió su nombre al de Shibaura.

La causalidad hizo que el nombre de Tanaka quedara ligado históricamente al de Ichisuke Fujioka, nacido en 1857 como hijo mayor de un samurai y que estudió no sólo telegrafía, sino iluminación eléctrica (de hecho, se le atribuye haber instalado la primera lámpara de arco en Japón). Curiosamente, Fujioka sí conoció personalmente a Edison durante un viaje a Estados Unidos y producto de ese encuentro, fundó en 1890 su propia fábrica de focos incandescentes, Hakunetsu-sha, que sentó las bases de la industria eléctrica en su país. Años después, la compañía cambió su nombre por el de Tokio-Denki y proveyó de luz a su patria gracias a una alianza con la estadunidense General Electric.

En octubre próximo se cumplirán 75 años de que las firmas creadas por Tanaka y Fujioka decidieron fusionarse como una forma de enfrentar la decisión del gobierno japonés de prohibir la producción de electrodomésticos con el fin de apartar hierro y acero para fortalecer su aparato bélico. Así surgió el consorcio Tokio Shibaura Electric, que durante la Segunda Guerra Mundial pudo crecer gracias a la elaboración de suministros militares, aun cuando su capacidad de producción fue diezmada por los bombardeos que arrasaron con varias de sus instalaciones.

Tokio Shibaura contribuyó al boom económico japonés de la posguerra con el desarrollo de equipo pesado de maquinaria electrónica, y con el tiempo amplió su radio de acción a las tecnologías domésticas y la cibernética, convirtiéndose en un emblema global abreviando su nombre a Toshiba, que adoptó como marca institucional en 1984. Un año después lanzó la computadora T1100, primera laptop comercial compatible con el estándar IBM y que por esa razón impulsó el mercado de la PC portátil. Así, fue incluida hace un año en la lista de los inventos más trascendentes de la humanidad, elaborada por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, por sus siglas en inglés).

La historia de Toshiba, contenida en su propia página oficial y en la de su Museo de Ciencia (reabierto en enero pasado), abrió un nuevo capítulo el pasado jueves, cuando emitió un comunicado en el que anuncia que reestructurará su división de PC y se concentrará más en su clientela empresarial y ya no en la del consumidor común. Una consecuencia más de cómo las tablets desplazan a escala mundial a las computadoras portátiles, fenómeno que, por lo pronto, le costará a la firma japonesa despedir a unos 900 empleados.

Es de esperarse que, sólo por hacer honor  a sus padres fundadores, la nueva estrategia de Toshiba no signifique un harakiri.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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