Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

29 Sep, 2014

Curvas

El próximo domingo se cumplirán tres años de la muerte de Steve Jobs y, quizá como homenaje póstumo, su sucesor, Tim Cook, decidió revivir en estas vísperas la hostilidad contra Google, uno de los últimos adversarios a quien el fundador de Apple declaró la guerra antes de fallecer.

Si vale la metáfora beisbolística, Cook abrió el juego lanzando una bola curva que en un principio pudo ser leída como un intento de librar el #celebgate –la filtración de fotografías de imágenes de actrices famosas presuntamente hackeadas del servicio iCloud–, pero que en realidad le sirvió para poner distancia respecto de las políticas de uno de sus principales competidores, sin mencionarlo.

El pasado día 18, Cook publicó en la página de Apple en Estados Unidos un comunicado bajo su firma y dirigido al público, que inicia mencionando cuán importante es la confianza de sus usuarios y cómo sus datos están protegidos por un sistema fuerte de encriptación, así como por políticas estrictas para su manejo. El segundo párrafo es explícito al mencionar los mecanismos para salvaguardar la información almacenada en su nube, con la finalidad de ofrecer la mejor experiencia de usuario.

Sin embargo, la pelota da un giro: párrafos más adelante, el texto se refiere  al modelo de negocios de la firma de la manzana, basado en la idea de vender grandes productos, y no en construir perfiles basados en el contenido de correos electrónicos o hábitos de navegación en internet que se ofrecen a los anunciantes. “No monetizamos la información que guardas en tu iPhone o tu iCloud y tampoco leemos tu e-mail o tus mensajes para conseguir información de mercadeo para ti”, dice Cook en el pasaje más polémico de su carta abierta.

Aunque la pelota iba claramente dirigida a Facebook y Google, sólo ésta última se atrevió a batearla por medio de su presidente ejecutivo, Eric Schmidt, quien el pasado miércoles dio una declaración al programa Squawk Box de la CNBC, en la que aseguró, poniéndose el saco, que tras leer la declaración de Cook negó incurrir en las prácticas que éste mencionó y se preguntó si realmente estaba familiarizado con el funcionamiento de la empresa de Mountain View. Schmidt subrayó la ironía al remarcar que este último cuestionamiento no se refería al título del libro How Google Works que lanzó la semana pasada en coautoría con Jonathan Rosenberg y el cual, paradójicamente, al momento de escribir estas líneas, ocupaba el segundo lugar entre los libros de negocios y empresas más comprados de la iBookstore de Apple.

(Por cierto, otra novedad editorial añadirá algo de morbo al pleito: Walter Isaacson, autor del libro Steve Jobs, lanzará en octubre The Innovators: how a group of hackers, geniuses and geeks created the digital revolution, que incluye entre los personajes reseñados a Larry Page, cofundador de Google. Como se recordará, una de las principales revelaciones de la biografía escrita por Isaacson en 2001 fue la reunión de Jobs con Schmidt para pedirle que Android dejara de copiar al iPhone y su intención de gastar toda la fortuna de la compañía, si fuera necesario, para destruir aquel sistema operativo.)

Poco importó si la jugada de Cook le salió chueca o no, porque otro tipo de curvas monopolizó la atención de las gradas: la difusión de videos en los que se mostraba cómo se doblaba con facilidad un iPhone 6 Plus opacó los récord de ventas presumidos por Cupertino y obligó a la firma a aclarar que sólo nueve de sus aparatos presentaron problemas de flexibilidad (los cuales, por cierto, son comunes a otras marcas, como demuestran las pruebas que aplica Consumer Reports) y a invitar a un grupo de periodistas especializados en tecnología a visitar las instalaciones y maquinaria con las que aplican control de calidad a cada teléfono nuevo. 

Y mientras los usuarios de redes sociales se doblaban de risa con los memes del llamado #BendGate, pasó también inadvertido el hit pegado por el británico Thom Yorke, cantante de Radiohead, quien lanzó el viernes su nuevo álbum por medio de un tuit en el que incluyó una liga para descarga en el sitio BitTorrent, en el que ofreció una canción y un video gratis o todo el disco por seis dólares. Una novedosa estrategia que agarra en curva a iTunes, bateada justificadamente por miles de sus usuarios que nunca pidieron que les impusieran a la fuerza en sus dispositivos el más reciente álbum de U2. Un lamentable batazo de foul que pretendió ser jonrón.

*marco.gonsen@gimm.com.mx

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