El mundo padece mientras EU aprovecha bajos precios de crudo

El sólido gasto familiar, impulsado por más dinero disponible gracias a los bajos precios de los combustibles y mejores ingresos, hacen prever un buen año para EU
Economía -
Especialistas de la Universidad de Michigan afirman que el ánimo de los consumidores estadunidenses está  en su mejor momento desde antes de la crisis de 2009, lo que activa el círculo virtuoso consumo-producción. Foto: AFP
Especialistas de la Universidad de Michigan afirman que el ánimo de los consumidores estadunidenses está en su mejor momento desde antes de la crisis de 2009, lo que activa el círculo virtuoso consumo-producción. Foto: AFP

NUEVA YORK.-  En noviembre, ocho de cada diez votantes estadunidenses dijeron a encuestadores que les preocupaba la economía. Ésa es una razón por la cual el nuevo Congreso, que se reunirá la próxima semana, está dominado por republicanos.

Sin embargo, hay creciente evidencia de que los beneficios de la recuperación económica, largo tiempo concentrados entre los ricos, finalmente se están extendiendo a los estadunidenses comunes.

El 23 de diciembre, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para el tercer trimestre fue revisado al alza a cinco por ciento, su ritmo más rápido desde 2003, abriendo crecido en un casi igual de impresionante 4.6 por ciento en el segundo trimestre.

Sin duda, Estados Unidos está compensando el terreno perdido en el primer trimestre, cuando el PIB realmente se contrajo porque el clima fue horrible y las compañías redujeron inventarios. Durante los últimos 12 meses, el indicador ha subido 2.7 por ciento, lo cual es respetable, pero no asombroso. Los pronosticadores sondeados por The Economist piensan que la economía estadunidense crecerá tres por ciento el año próximo. Pero los economistas han proyectado tasas de crecimiento similares desde que comenzó la recuperación, sólo para sentirse desilusionados. El crecimiento ha promediado sólo 2.3 por ciento desde julio de 2009.

Esta vez, sin embargo, tienen una evidencia firme de su lado. Se crearon unos 321 mil empleos en noviembre, comparado con un promedio mensual de 194 mil durante 2013, y la inflación ha caído.

La Reserva Federal (Fed, banco central), por lo tanto, puede continuar manteniendo la política monetaria inusualmente relajada mientras aumentan los precios de los activos. El Promedio Industrial Dow Jones superó los 18 mil puntos por primera vez poco después de Navidad.

Mejora el consumo

El sentimiento del consumidor se ha vuelto más animado en los últimos meses, lo más animado que ha estado desde antes de la recesión, según expertos de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. Ello obedece a varias razones y es probable que ese buen estado perdure en 2015.

Una es la composición del crecimiento reciente, que es resultado de un sólido gasto familiar, el componente más importante de la demanda. Creció a una tasa de 3.2 por ciento anual en el tercer trimestre y podría expandirse cuatro por ciento o más en el trimestre actual, estima Morgan Stanley.

Dos poderosos vientos a favor están ayudando. El primero es el gran descenso en el precio del petróleo, de 110 dólares por barril en junio de 2014 a poco más de 50 dólares. La gasolina más barata mantiene baja la inflación y deja a los consumidores estadunidenses con más dinero para gastar en otras cosas.

Aunque Estados Unidos produce más petróleo e importa menos que hace cinco años, sigue siendo un importador neto. Arabia Saudita parece dispuesta a tolerar precios incluso más bajos para proteger su participación de mercado, así que el impulso podría durar.

El otro viento a favor, incluso más fuerte, son los ingresos al alza. El crecimiento del empleo se está acelerando y hay signos, aunque tenues, de un repunte en los salarios.

La tasa de crecimiento potencial latente de Estados Unidos se ha deslizado en los últimos años de tres por ciento o más, hace una década, a alrededor de dos por ciento, gracias a una fuerza laboral que está creciendo más lentamente y a una productividad  deslucida.

Los datos del mercado laboral confirman eso: el empleo no agrícola creció más rápidamente en 2014 que en cualquier año desde los 90, y el desempleo ha caído a 5.8 por ciento. Basado en las tendencias actuales, pudiera descender a casi cinco por ciento dentro de un año, menos que muchas estimaciones de la tasa natural de desempleo, el punto al cual una escasez laboral ejerce presión al alza sobre los salarios y los precios.

El ingreso real de la familia media subió 1.2 por ciento durante los primeros 11 meses del año previo, según Sentier Research, una firma privada, una marcada aceleración respecto de los dos años anteriores. Eso apenas hace mella en el descenso de ocho por ciento en los ingresos medios entre 2008 y 2011, pero sugiere que la expansión finalmente está llegando a las familias comunes.

Gracias a un petróleo más barato, la Fed ahora piensa que la inflación terminará el año próximo en alrededor de 1.3 por ciento, según proyecciones dadas a conocer el 17 de diciembre, y no regresará a su meta de dos por ciento antes de 2018.

Como resultado, las tasas pudieran aumentar posteriormente, o más lentamente, de lo que se espera actualmente. La Fed promete ser “paciente” sobre restringir la política monetaria.

La presidenta de la Fed, Janet Yellen, dijo a la prensa que le gustaría ver caer el desempleo por debajo de su tasa natural a largo plazo, con la esperanza de que esto pudiera elevar los salarios y los precios.

Una combinación de un crecimiento latente vigoroso y un banco central paciente es miel para los inversionistas, de ahí el Dow boyante. Es un coctel que recuerda a 1998, cuando la crisis asiática hizo bajar significativamente a los precios del petróleo y los rendimientos de los bonos, lo cual animó al crecimiento y los precios accionarios en Estados Unidos. Lo que dañó al mundo ayudó a Estados Unidos.

Sin argumentos

Durante los últimos seis años, los republicanos en el Congreso han argumentado que Estados Unidos debe reducir el gasto público para poner bajo control a los déficits peligrosos y la deuda pública alarmante.

Ahora, el déficit presupuestario ha caído por debajo de su promedio de los últimos 40 años, como proporción del PIB, y un crecimiento más animado está haciendo parecer que la deuda nacional es más manejable.

Los republicanos aún están argumentando a favor de los recortes de gasto, por supuesto, pero ahora tienen que convencer a los votantes de que un gobierno más pequeño es mejor.

Podría parecer obvio que una economía más fuerte privaría a los republicanos de uno de sus mejores argumentos a favor del cambio en la Casa Blanca en 2016, y daría a los demócratas un impulso conforme se prepararan para la elección.

Sin embargo, los efectos políticos de una economía más fuerte son impredecibles. Muchos candidatos han perdido debido al historial económico reciente de su partido.

De ahí que una economía que ha producido utilidades corporativas crecientes, pero hecho poco por los salarios medios haya despertado a los activistas demócratas y los haya tentado a presionar por una plataforma populista en 2016.

No obstante, conforme los beneficios de la recuperación empiecen finalmente a propagarse, una campaña basada en la desilusión económica parece menos ganadora.

 

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