Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

14 Ene, 2015

Carlos Ghosn señala el camino automotriz

En las frías calles de Detroit se respira un tenue ánimo de optimismo. Esta ciudad estadunidense, cuna del automóvil, ha pasado de la opulencia a la miseria en varias ocasiones y ahora se encuentra tratando de emerger hacia una nueva era de prosperidad, a través de la integración de la informática y las tecnologías de la información al sector automotriz. México no es ajeno a las lecciones que genera Detroit, en estas semanas en las que se anunció que nuestro país importará crudo ligero de Estados Unidos, la frase que apareció de inmediato en el imaginario colectivo fue la de José López Portillo cuando anunció siendo Presidente que administraría la abundancia petrolera.

Hoy sabemos que México no pudo administrar mejor la abundancia, no obstante, existe una nueva fuente de divisas para el país, se trata del sector automotriz. De acuerdo a las cifras del organismo que agrupa a las compañías de autos, el sector cerró 2014 con una balanza superavitaria de 47 mil 500 millones de dólares, por lo que se trata de una fuente de divisas muy superior a las que genera el crudo, lo que se va a acentuar aún más en 2015.

La visión Ghosn

Carlos Ghosn es uno de los ejecutivos de mayor duración en el firmamento de la industria automotriz. Desde que construyó la alianza de Renault con Nissan en 1999 y tomó las riendas de la japonesa en 2000, Ghosn ha sido una presencia permanente que ha sobrevivido todo tipo de crisis y encuentra entre sus pares a una nueva generación con Mary Barra, en GM; Mark Fields, en Ford; Akio Toyoda de Toyota y otros no tan nuevos como Marchionne en FIAT Chrysler o su socio Dieter Zetsche en Daimler, entre otros. Sin embargo, lo que distingue a Ghosn es la ejecución en conjunción con la visión y por ello, la importancia para México de su análisis estratégico. Ghosn considera que el sector automotriz está y estará definido en el futuro cercano y lejano por tres tendencias: eficiencia, motores con mejor rendimiento de combustible, vehículos híbridos, eléctricos y de hidrógeno. Aun con los bajos precios del petróleo y las gasolinas, la eficiencia seguirá siendo un objetivo muy presente. En segundo lugar, la autonomía de manejo que se refiere a las distintas capacidades que tendrán los automóviles para circular sin la intervención humana, por lo que hay una gran área de innovación en este tipo de tecnologías. En tercer lugar, la conectividad es decir el vehículo como un centro de información y entretenimiento para el pasajero y como característica indispensable vinculada a la autonomía de manejo.

Aunque la mayor parte de las automotrices tienen claridad de estas tres tendencias, Ghosn es uno de los ejecutivos que tiene la capacidad de alinear la visión con la ejecución del día a día. México como país debería plantearse cómo sumarse a estas tres tendencias, no desde la manufactura, porque eso ocurrirá de manera automática, sino desde el valor agregado y para ello, se necesita innovación en los programas de educación universitaria, mejor infraestructura de telecomunicaciones y agilidad regulatoria. 

Meter segunda antes que cuarta

México tiene que resolver lo básico antes de avanzar más rápido y reconocer que la bonanza mexicana en el sector se sustenta en ventajas comparativas como la ubicación geográfica, cerca de Estados Unidos y con salidas a los océanos Atlántico y Pacífico. Además, un nivel aceptable de infraestructura, mano de obra barata, acceso a capital humano, tratados de libre comercio y recientemente bajos precios del insumo energético gracias al gas shale de Estados Unidos. No obstante, las virtudes también pueden convertirse en defectos y vulnerabilidades y se tienen que subsanar. Aunque la capacidad instalada no se puede mover fácilmente, la industria automotriz mexicana es muy dependiente de la salud del mercado estadunidense y podría compensarlo, fortaleciendo al mercado interno con financiamiento y Estado de derecho. El costo de la mano de obra es un pobre diferenciador, como se ha observado en el sector textil, aunque en el caso de la industria automotriz la capacidad instalada no se puede mover tan fácilmente. En tercer lugar, se necesita desarrollar una mejor calidad del capital humano, es decir los ingenieros. También existe una gran oportunidad en la proveeduría de alta especialización. Con todo ello la mayor lección que Ghosn puede aportar, más allá de inspirar diagnósticos, es ejecución, ejecución y más ejecución.

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