Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

2 Feb, 2015

Hippies

El legendario grupo californiano Grateful Dead emergerá de ultratumba para celebrar medio siglo de su fundación, aunque este año se conmemoran también dos décadas de su ruptura y 30 años del surgimiento de la hermandad que la convirtió, dicho sin exagerar, en el primer trending topic de la historia.

Venerado por los nostálgicos de la sicodelia sesentera y los símbolos de amor y paz, Grateful Dead abrevó del blues, el jazz y el folk para crear un estilo único de rock que no gozó del reconocimiento masivo que sí lograron contemporáneos suyos como The Doors, Janis Joplin o Jimi Hendrix. Sin embargo, generó un culto que reverdecerá en julio próximo cuando los sobrevivientes de aquella agrupación originaria de San Francisco se reúnan de nueva cuenta en el Soldier Field de Chicago.

La página www.dead50.net contiene los detalles de la serie de conciertos titulada Fare Thee Well, que los melómanos identificarán fácilmente, porque se refiere a la primera frase de la balada Brokedown Palace, pero que representa también un guiño a una legión de fans que por medio de la tecnología mantuvo vigente a la banda.

Se trata de The WELL, experiencia pionera que arrebató a los militares estadunidenses el monopolio en el uso de la cibernética para darle un fin más romántico: el de conversar. Un experimento irrepetible surgido de la confluencia de dos circunstancias dispares: el auge comercial de los módems —dispositivos que conectan computadoras con líneas telefónicas— y un desayuno entre dos pujantes herederos de la cultura hippie.

Uno era Larry Brilliant, médico de carrera, pero emprendedor de corazón, quien participó en los años setenta en la campaña de la Organización Mundial de la Salud para erradicar la viruela, sobre todo en India. El segundo fue Stewart Brand, editor de la revista trimestral alternativa Whole Earth Catalog, que reseñaba para el mundo (o al menos eso pretendía) productos para inspirar a los individuos a optimizar la vida por sí mismos en un sentido de crecimiento espiritual, un muestrario de cachivaches que para ser incluidos debían ser útiles como herramientas, relevantes para una educación independiente, de alta calidad, bajo costo y fáciles de conseguir por correo.

El encuentro entre ambos exponentes de la contracultura —la rebeldía a la ideología hegemónica y el orden establecido— ocurrió en un restaurante de La Jolla, California, en el otoño de 1984. Como parte de su trabajo humanitario, Brilliant tenía la experiencia de haber planeado el rescate de un helicóptero de la ONU atrapado en los Himalaya mediante una reunión de expertos ubicados en diferentes sitios, pero conectados mediante computadoras y módems. Esta vivencia le dio la idea para crear un sistema de conferencias que podría ser utilizado sobre todo por científicos, el cual se consolidaría por medio de una empresa, en la que él aportaría dinero y máquinas, mientras que el concepto y su difusión correrían a cargo de Brand.

Pero éste, un obsesivo de utilizar la tecnología como un medio de liberación social, sugirió llevar la idea más allá y hacer que este medio conectara a cualquier persona que tuviera algo interesante que decir y pagara una suscripción para ello. Propuso generar grupos de discusión en torno a su antigua revista, de ahí que sugirió llamar a la novedosa red Whole Earth 'Lectronic Link, de cuyas iniciales surgió el nombre de The WELL (el apóstrofo, según Brand, no representaba más que un detalle juguetón sólo para que las siglas cuadraran).

Y así fue que, en febrero de 1985, nació la que está considerada como la primera comunidad virtual de la historia. El fruto de un “accidente creativo”, como lo describe la periodista neoyorquina Katie Hafner, autora del libro The WELL, a story of love, death and real life in the seminal online community. Surgió así una asamblea en la que todo mundo podía decir lo que se le diera la gana, con la única condición de inscribirse con su identidad verdadera, espíritu sintetizado en la frase “Tú mismo en tus propias palabras”.

De acuerdo con Hafner, The WELL se consolidó gracias a que en 1986 el músico David Gans estableció ahí un foro de discusión para fanáticos de Grateful Dead, que llegó a ser el más activo. Los también llamados Deadheads no eran simples aficionados, sino profesionales de Silicon Valley con salarios superiores a los 60 mil dólares al año. Ellos dieron a The WELL el soporte financiero que hizo viable a la comunidad que les permitía informarse entre sí de cuando hubiera un nuevo concierto o para expresar sus sentimientos sobre el estado de salud del guitarrista líder Jerry Garcia, cuyo fallecimiento en 1995 marcó la desintegración de la banda.

“I will survive” es el estribillo de Touch of Gray, la rola más conocida de Grateful Dead. Un mantra que pudo cumplirse gracias de The WELL, comunidad vigente hoy gracias a internet, el medio que supo alimentarse de la filosofía de usar la tecnología para el amor y no para la guerra.

*marco.gonsen@gimm.com.mx

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