Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

2 Mar, 2015

Relojes

En la comedia Aprendices fuera de línea (The Intern-ship, 2013), Vince Vaughn y Owen Wilson personifican a dos veteranos vendedores de relojes de pulsera que, justo en el momento en el que intentan amarrar una transacción, se enteran de que la empresa para la que trabajan se fue a la quiebra.

Su patrón, interpretado por John Goodman, les hace ver que esos aparatos ya son obsoletos y para demostrarlo le pregunta la hora a su secretaria, de 75 años, quien para responder consulta la pantalla de su celular. Ya sin empleo, Wilson y Vaughn terminan probando fortuna en el programa de becarios de Google, para lo cual no tienen ni la edad ni la preparación. Pero de lo que trata justo la película es del mérito de remar contra la corriente.

En la vida real, el corporativo de Mountain View no cree que los relojes estén condenados a la extinción, sino que los ha impulsado en su versión computarizada para competir en el rubro de los llamados wearables, la moda de la cibernética pegada al cuerpo que ha cuajado más en la prensa especializada en tecnología que en la cotidianidad de la gente, como se demostró con el fracaso de los Google Glass. Con los smartwatches tampoco le ha ido del todo bien: la firma de análisis Canalys reportó que en la segunda mitad de 2014 sólo vendió 720 mil unidades con el sistema operativo Android Wear, aun cuando es utilizado por LG, Sony y Motorola, emblemas a los que se unió el sábado pasado Huawei.

Atestiguamos así lo que podría ser el último eslabón en la cadena evolutiva de un dispositivo que ha acompañado a la humanidad durante siglos, en cuyo perfeccionamiento destaca la ingeniería suiza, pero que dio en Japón los pasos decisivos al mundo digital.

En el capítulo Engineering Time: inventing the electronic wristwatch, del British Journal for the History of Science, Carlene Stephens y Maggie Dennis narran la historia del equipo formado en 1959 por Tsuneya Nakamura para la empresa Seiko, primera en explorar las posibilidades de crear un reloj electrónico que superara en precisión a los aparatos mecánicos de entonces, reto acicateado por el hecho de ser el cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964. Para cumplir el compromiso retomó los trabajos del canadiense Warren Marrison con cristal de cuarzo, un mineral que sería fundamental para el desarrollo de la electrónica. Así nació en 1969 el Astron SQ de Seiko, primer reloj de cuarzo que se puso a la venta al público.

Era claro que en aquellas épocas se trataba simplemente de medir el tiempo. El desafío de hoy es arrebatarle funciones al celular, y para ello otro canadiense alzó la mano: Eric Migicovsky, con estudios en la Universidad de Waterloo, Ontario, y a quien la revista digital Technology Review del Instituto Tecnológico de Massachusetts considera como el inventor del reloj inteligente contemporáneo, una idea que se le ocurrió mientras realizaba un curso en la prestigiada universidad holandesa de Delft, a la que acudía en bicicleta.

Harto de no poder contestar las múltiples llamadas y mensajes que recibía su teléfono mientras pedaleaba de camino al campus, Eric se abocó a trabajar en una solución que conectara el celular con su muñeca. Para ello se valió de un tablero electrónico, un microprocesador Arduino y un Nokia 3310. De esa combinación nació un artilugio que, al menos básicamente, podía leer correos electrónicos y SMS. De vuelta a su alma máter, Migicovsky reunió a un grupo de amigos que trabajó con él en un prototipo al que nombró inPulse, apadrinado por Y Combinator, la incubadora de empresas innovadoras cuyo fundador, Paul Graham, vio en Eric el potencial de convertirse en el próximo Steve Jobs.

Sólo el tiempo dirá si es para tanto, pero por lo pronto Migicovsky puede presumir que Pebble, la pequeña compañía de smartwatches que fundó en 2011, ha generado un culto similar al que gozó Apple en sus primeros años, gracias al diseño atractivo y funcional de sus pulseras cibernéticas, de las cuales ya ha vendido más de un millón de piezas. Prueba de su éxito es la facilidad con la que financia sus proyectos en la plataforma Kickstarter, con la que en sólo media hora recaudó un millón de dólares para su nuevo modelo Pebble Time, compatible con los sistemas Android e iOS.

En consonancia con esta fiebre, la firma de Cupertino anunció que la próxima semana develará los detalles de su esperado Apple Watch, con el que el CEO Tim Cook —según dijo al diario británico The Telegraph— confía en revertir la tendencia a jubilar las pulseras que él mismo ya había dejado de usar. De su éxito dependerá que los venerables relojes no tengan ya las horas contadas.

*marco.gonsen@gimm.com.mx

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