Razones por las que no debes ser 'multitask'

Intentar hacer 2 cosas a la vez normalmente nos lleva a hacer mal ambas. Somos más lentos y menos certeros en esos casos, aseguran expertos
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Razones por las que no debes ser 'multitask'. Foto Archivo
Razones por las que no debes ser 'multitask'. Foto Archivo

Por: Walter Frick

Intentar hacer dos cosas a la vez normalmente es una receta para hacer ambas cosas mal, según una larga línea de investigación. Somos más lentos y menos certeros cuando intentamos malabarear con dos cosas.

Los expertos llegaron a creer que no se podía hacer mucho al respecto, por lo que la mayoría de los consejos en Harvard Business Review han sido evitar las actividades múltiples todo lo posible.

Pero si renunciar a las actividades múltiples no es opción, un nuevo estudio publicado en Psychological Science ofrece cierta esperanza: nuestra habilidad para hacer dos cosas a la vez podría depender de si fuimos formados para hacerlas de forma separada o simultánea.

La expresión “tareas múltiples” es una denominación errónea. La gente realmente no hace dos cosas a la vez sino más bien cambia rápido entre una y otra.
El proceso de cambio es mentalmente gravoso; el cerebro tiene que recordar las instrucciones para cómo hacer una tarea, y después la otra, y repetir todo otra vez.
El resultado es mal desempeño en ambas actividades.

Científicos cognitivos de la Universidad de Brown no han trazado una conexión entre las tareas múltiples y la investigación sobre aprendizaje y memoria.
Joo Hyun Song y Patrick Bédard realizaron un experimento donde los participantes completaron ejercicios “visuomotores” en computadora; mover un puntero sobre la pantalla con base en estímulos visuales.
Algunos participantes simplemente movieron el cursor en respuesta a una serie de puntos.
A otros se les pidió que realizaran la actividad mientras seguían una serie de letras que aparecían intermitentemente.
En otras palabras, al segundo grupo se le pidió que hiciera tareas múltiples.

Posteriormente, a los participantes se les pidió que volvieran a hacer el ejercicio, excepto que a algunos de los del primer grupo se les dijo que hicieran la tarea múltiple y a algunos de los del segundo grupo se les pidió que solo hicieran una actividad.

Sorprendentemente, los que hacían tareas múltiples no tuvieron peor desempeño esta vez, en promedio, que los que realizaron una sola tarea.

Lo importante fue el contexto consistente.

Los que realizaron la actividad ambas veces bajo las mismas condiciones tuvieron mejor desempeño que aquéllos cuyas condiciones cambiaron.

Por tanto, los del grupo de tarea múltiple que iniciaron haciendo dos cosas a la vez pudieron recordar cómo realizar la tarea mejor que los que después se les pidió que solo hicieran una cosa, o que los que iniciaron haciendo una actividad y después se les dijo que hicieran las dos.

En un segundo experimento, los investigadores encontraron que no necesariamente importaba cuál era la segunda tarea. En la segunda ocasión, a los participantes de tareas múltiples se les pidió que realizaran una actividad totalmente nueva, junto con una practicada, y les fue igual de bien.

Estos resultados sugieren que posiblemente nuestra habilidad para intercambiar tareas y recordar información depende del contexto en el que aprendimos esas cosas en primer lugar. Si está escribiendo en computadora mientras escucha una llamada telefónica, quizás tenga menos probabilidad de cometer errores si lo distrajeron igualmente cuando aprendió a teclear.

El mejor consejo sigue siendo evitar las tareas múltiples cada vez que sea posible. Pero para los que tienen que hacerlo, el contexto consistente importa.

Walter Frick es editor asociado en Harvard Business Review

*bb

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