Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

14 Sep, 2015

Siguen soplando vientos favorables para México

Decíamos la semana pasada que algunos sectores de la economía mexicana estaban liderando nuestra salida del lento crecimiento del PIB, experimentado durante el curso del presente año. Entre ellos, destacan la industria automotriz y el sector vivienda, recuperado este último de la crisis sufrida hace tres años por el colapso de las empresas vivienderas, que entraron en problemas.

Ahora, leímos esta semana que siguen creciendo los créditos a la vivienda de parte de la Banca Comercial, y que la Banca de Desarrollo  —Sociedad Hipotecaria Federal, Infonavit y Fovissste— ha continuado apoyando la disminución del rezago habitacional de 9.6 millones de familias en rezago hasta los años pasados, a niveles por debajo de 8.9 millones, como informó recientemente la Comisión Nacional de Vivienda.

Y de acuerdo a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), las sofomes del país tienen ahora mejores oportunidades de fondeo para seguir incrementando su actividad crediticia, como resaltó recientemente su vicepresidente.

Luego, también, las ventas que reporta la ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales), del sector comercio, de crecimientos del orden de 8% logrados recientemente, el mayor avance histórico para cualquier agosto.

Una explicación por estos casos la tiene, en parte, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, que informó la semana pasada que en agosto reciente, los salarios contractuales en el país tuvieron un crecimiento real de 1.92%, el más alto para ese mes desde 2001, y la explicación que dieron es la decreciente inflación que ha elevado la capacidad adquisitiva del salario.

La inflación en el país sigue estableciendo mínimos históricos en la materia, que están induciendo crecimiento en el consumo interno por la recuperación real de los salarios, y como dice un comentarista financiero —“si la inflación está baja, es por la apertura de mercados, la estabilidad de las finanzas públicas, y la mayor competencia en diferentes sectores de la economía, que han hecho posible un desplome en los precios de diferentes bienes y servicios”—. Se refería al ejemplo de la telefonía y al crecimiento del salario real.

Y ahora parece que pronto se liberalizarán los precios de las gasolinas, mismos que seguirán los niveles y ritmos de los costos internacionales, que por lo general han sido más bajos que los mexicanos, porque aquí siguen cumpliendo su misión como fuente de ingresos para el Estado mexicano.

Todo lo que depende de nosotros parece ir bien, pero estamos sujetos a ser afectados por lo que hacen otros, y eso no siempre es bueno. Por ejemplo, sigue latente la amenaza que lanzó hace meses la titular del Banco Central de Reserva de EU, que ha querido subir tasas de interés, pues parecería que ya cumplió su política monetaria laxa, con promover el gasto en su país para activar su PIB; situación que ahora induciría inflación allí, por la excesiva liquidez, y al Banco de México hacer lo mismo para evitar fugas de capitales en búsqueda de mejores rendimientos, no obstante, que la situación monetaria tiene efectos diferentes para nosotros, por una política monetaria muy buena aquí.

*Economista

Twitter: @acanovelez

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