Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

30 Sep, 2015

Conectividad

PEKÍN.- El título más vendido en las librerías del aeropuerto de la capital de China es la edición en mandarín de How Google Works, de Eric Schmidt y Jonathan Rosenberg, que se refiere obviamente al funcionamiento empresarial de esa compañía y no al de su motor de búsqueda, ausente de este país al igual que sus servicios de mapas, correo electrónico y videos (YouTube).

Esta anécdota puede leerse como una paradoja o bien como el signo de una positiva transición. Aunque un pequeño establecimiento comercial es un microcosmos en relación con un país de más de mil 300 millones de habitantes, resulta significativo que, entre su oferta de textos en el idioma oriental, un tema recurrente sea la tecnología occidental: otras traducciones notables disponibles en el anaquel son la biografía Steve Jobs de Walter Isaacson y Creativity Inc., de Ed Catmull, cofundador de Pixar.

Y el interés por estos tópicos y sus derivaciones irá en aumento como consecuencia del mayor protagonismo de China en el escenario económico internacional, tal como quedó patente en el Foro de Cooperación Mediática “Una Franja y Una Ruta”, celebrado en esta capital los pasados 21 y 22 de septiembre y que congregó a periodistas de 60 países a iniciativa del Diario del Pueblo, rotativo que imprime más de tres millones de ejemplares diarios y cuenta con 300 millones de lectores en sus ediciones digitales.

“Una Franja y Una Ruta” es la frase que resume el proyecto multinacional lanzado hace dos años por el gobierno de Xi Jinping para crear un cinturón de desarrollo económico y un nuevo itinerario comercial marítimo, inspirados en la antigua ruta de la seda, y que se proponen conectar en principio a Asia, Europa y África mediante la construcción de ferrocarriles, gasoductos, parques industriales, puertos y demás infraestructura que potencie el comercio, la producción y el turismo.

De hecho, la palabra conectividad es clave en la concepción de un proyecto que  gráficamente está representado por dos líneas que unen por tierra y mar a tres continentes, y de cuyo éxito podrían beneficiarse otras regiones (por Latinoamérica estuvieron presentes el diario La Nación, de Argentina, así como la agencia Notimex y el periódico Excélsior de México). Se trata, en síntesis, de una red comercial que abarque el planeta cumpliendo las reglas del libre mercado, como definió el viceministro de Comercio chino, Qian Keming.

Desde luego, internet está considerada como una de las herramientas clave para esta estrategia: entre las propuestas mencionadas está la creación de una plataforma que contribuya a la distribución directa de mercancías de los productores a los clientes.  Aunque, tratándose de un debate de periodistas, entre los participantes emergió como una inquietud –y un desafío– definir cuál sería la participación de los medios en el curso de su propia transición, de un esquema tradicional al boom que representan las redes sociales.

José Vera, presidente de la agencia española EFE, estableció la necesidad de que los comunicadores se adapten a las demandas informativas de las actuales generaciones, entre ellas las narraciones en vivo, los blogs y los tuits. Los futuros consumidores de noticias obligan a los profesionales que las generan a pensar en formatos mucho más interactivos. Claramente, dijo, hoy en día el rey de los medios de comunicación es el teléfono móvil y, para los jóvenes, las redes sociales representan mucho más que periodismo: son el centro de sus vidas.

Ejemplo de estas últimas aseveraciones son los propios jóvenes chinos, que viven permanentemente pegados a la pantalla de su celular incluso en el interior de los vagones del Metro de Pekín, en el que la conectividad subterránea es formidable. Hoy pueden acceder a información occidental por medio del navegador Bing, de Microsoft, o pagando al menos ocho dólares al mes para contratar una red VPN. Ya se verá si, en consonancia con el espíritu de libertad comercial que enarbola, el ambicioso proyecto comercial chino abre la puerta a sitios hoy vedados, como Twitter y Facebook, de tal forma que puedan ser canales de comunicación –y eventual cooperación– como ya lo es WhatsApp, que sí opera en China.

Es de esperarse que el dueño de estos dos últimos servicios, Mark Zuckerberg, haya logrado en su breve entrevista con Xi Jinping que éste le dé las dos palomitas.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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