Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

9 Dic, 2015

Domecq quiere recuperar su presencia en el mundo del vino mexicano

Cuando Noel Adrian llegó a México para ocupar la dirección general de Pernod Ricard, una de las comercializadoras de vinos y destilados más grandes del mundo, muchos daban por muerta a la bodega Pedro Domecq.

Una empresa sin la cual difícilmente se podría escribir la historia del vino en México, que si bien no es la más gloriosa ni tampoco la más larga, tiene un futuro promisorio a partir del incremento en el interés de los consumidores por disfrutar de esta bebida.

En algún momento de la vida, Domecq fue uno de los jugadores más importantes del Valle de Guadalupe; junto con L. A. Cetto y Santo Tomás, éste en el valle vecino que le da nombre a su bodega.

La red de comercialización de Domecq, al ser parte de ese “monstruo” que es Pernod Ricard, lo mantuvo en las estanterías, pero quienes iban al Valle de Guadalupe sólo escuchaban los “chismes” respecto a su declive.

Había quienes decían que estaba por cerrar, ciertamente la bodega no estaba abierta al público; pero, además, ya nadie sabía en dónde estaban sus activos inmobiliarios.

La realidad es que hoy en día sólo tiene unas 10 hectáreas, algo así como un “jardincito”, pues optaron por vender sus terrenos a diversos productores, con quienes mantienen contratos para comprarles las uvas.

También de ese modo poseen las herramientas comerciales para vigilar la calidad de los cultivos e influir también en los tipos de uva que están sembrados.

El negocio, para decirlo de algún modo, iba flotando sin pena ni gloria; pero ahora Adrian está buscando renovarlo.

Entre sus contrataciones está la de Aurelie Skorupa, la gerente de vinos, quien tiene el reto de reposicionar las marcas de la compañía.

También hay planes para desarrollar nuevas etiquetas, ampliar las posibilidades de visita a la bodega e incluso reactivar algunas técnicas de producción, que le pueden dar características muy especiales a los vinos del futuro.

Una decisión interesante y un caso de negocio también, pues habrá que ver en los siguientes años cómo la jugará Domecq para crecer y ponerse al día, después de haber tomado una “siesta”, que la verdad fue un poco larga.

DIVISADERO

Volaris. Hoy el terrorismo es un asunto que, desgraciadamente, está tomando una presencia en el negocio de los viajes en el mundo.

Seguramente por ello causó tanta alarma que una persona haya hecho una amenaza de bomba, a bordo del vuelo 714 de Volaris en la ruta Ciudad de México-Cancún.

La decisión de la compañía que dirige Enrique Beltranena, y su agencia Guerra y Asociados, fue difundir dos escuetos comunicados en redes sociales informando del hecho y luego anunciando que ya todo estaba en orden.

No enviar al mismo tiempo el comunicado a los medios y después cerrar cualquier posibilidad de entrevista, argumentando que los ejecutivos estaban ocupados, no es la actitud más empática de establecer líneas de comunicación.

Menos ahora que la posibilidad de que ocurran estos fenómenos ha dejado de ser una ocurrencia y están en la mira de todo el mundo.

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