Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

15 Dic, 2015

¿Nadie nos va a explicar algo? ¡Carajo, somos los dueños!

La caída del precio del barril de la Mezcla Mexicana de Petróleo (MMP) llegó ya a niveles que sólo los desequilibrados que han perdido todo vestigio de cordura pueden darse el lujo de ignorar. Satisfechos por los recursos recibidos hace unos días –como producto de las coberturas adquiridas hace un año–, ya sólo se dedican a soñar con el monto que recibirán de aquí a un año y lo demás, que se vaya por el caño, aún cuando ahí vayan incluidos el país y su economía.

Sin embargo, por encima de esta desatinada visión del país y su estabilidad, destacan problemas de todo tipo los cuales, lejos de ser creación de la incapacidad en la gobernación de éste o aquel gobernante, nos vienen de muy lejos en el tiempo. Los años setenta del siglo pasado son, quizás, el período en el que se ubica el origen de lo que hoy padecemos.

Pemex, no obstante el cambio de nombre que la llevó a dejar de ser una paraestatal para convertirse en Empresa Productiva del Estado, lejos de mejorar sus condiciones internas en todos aspectos, los ha visto agravarse. Hoy, la quiebra está claramente reflejada en sus estados financieros y las pérdidas en cada trimestre, crecen como la espuma de una buena cerveza.

La estructura operativa ha crecido sin control alguno, no se diga ya de los niveles de ineficiencia, y corrupción y como consecuencia de todo ello, la bajísima productividad a la que ha llegado en todas sus actividades, sorprende incluso a los más cínicos que afirman, que en materia de corrupción e ineficiencia ya todo lo habían visto.

Pemex pues, es hoy vivo ejemplo de lo que no debe ser una petrolera, y  de cómo no administrar empresa alguna, pública o privada. Esa es la realidad la cual, si extrapoláremos con cuidado -para no caer en exageraciones sin sustento-, podríamos afirmar que en los tiempos que corren, esa empresa productiva del Estado es buen reflejo de lo que es el México de los tiempos que corren.

¿Quién se acuerda de los dueños de un pedazo de la elefantiásica deuda de Pemex, los casi 120 millones de mexicanos? ¿Quién se preocupa por informarnos de lo que la administración piensa llevar a cabo, para tratar de enfrentar las dificultades que la tienen en la quiebra? ¿Quién piensa en qué y cómo decirnos algo, acerca de las dificultades de la empresa que nos pertenece?

 ¿Acaso la encargada de decírnoslo debe ser Hacienda, cuyos altos funcionarios andan en las nubes después de haber recibido más de $6 mil millones de dólares por concepto de coberturas? ¿O debe ser el director general de Pemex, que anda perdido en los pasillos interminables del rascacielos donde, miles y miles de parásitos cobran millonadas por seguir hundiendo lo que debería ser una empresa exitosa? ¿O es el secretario de Energía que debería dar la cara, y decirnos algo de la tragedia que hoy es Pemex? ¿Quién? ¡Por favor, dígannos algo!

El viernes, hace cuatro días, el precio de la MMP llegó a los $27.74 dólares; ¿no les dice algo ese precio? ¿No es un aviso para que los responsables de su conducción, tomen cartas en el asunto?

No olviden que los dueños somos nosotros; sé que esto es demagogia pero, así lo establece la Constitución. ¿No lo saben?

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