Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

6 Ene, 2016

Reyes

Es seguro que miles de niños vieron cumplido hoy el deseo pedido a los Santos Reyes de estrenar una flamante XBox One o una PS4. Sin embargo, ¿qué pasaría si los Magos de Oriente fueran, ellos mismos, los protagonistas de un videojuego?

Suena a una pésima idea. En efecto, lo es, y ya fue concretada hace un cuarto de siglo, con resultados tan desastrosos que nadie más la ha replicado.

Fue el caso de King of Kings, lanzado en 1991 para la consola Nintendo Entertainment System (NES) con el subtítulo The Early Years, para que no se le confundiera con otro cartucho de nombre idéntico publicado previamente por Namco.

Dicho sin eufemismos, King of Kings era una copia burda de Super Mario Bros, en la que se podía optar por tres distintas plataformas: The Wise Men, Flight to Egypt y Jesus and the Temple. En la primera, el jugador debía guiar a través del desierto a uno de los tres reyes montando en su camello, el cual brincaba para recolectar velas flotantes.

En el curso de la travesía, Melchor, Gaspar o Baltasar (no se precisa quién) tenía que sortear obstáculos o evitar caer en precipicios. Al recoger un objeto aparecía una pregunta de opción múltiple sobre algún pasaje de la Biblia (de hecho, se cita el libro y el versículo respectivo) que debía resolver para seguir su camino. Al concluir cada nivel había un “recuento de incienso” en el cual se ganaban puntos extra de acuerdo con el número de velas recolectadas y respuestas correctas.

Contrario a lo que pudiera creerse, este título no nació como parte de un plan de evangelización, sino que fue producto de una espontánea y controvertida táctica comercial. De acuerdo con el blog Nesworld.com, la historia comenzó en 1988, en la cafetería Diedrich, de algún lugar de Estados Unidos, al que acudía por las mañanas un comensal llamado Dan Lawton, quien solía ordenar un capuchino o “un mexicano” (así llamaban al café con un shot de expreso y especias), que saboreaba en su mesa mientras leía libros de Carlos Castaneda.

Programador de formación autodidacta, Lawton entabló charla un día con Nina Stanley, empleada de la cafetería y alumna de arte en la Universidad Estatal de California. Primero le ofreció 100 dólares por dibujar un logotipo con las palabras Color Dreams, y después le preguntó si le gustaría diseñar juegos de video.

Unos meses después de ese contacto inicial surgió en el garage de Lawton la compañía nombrada precisamente Color Dreams, dedicaba a un giro que, si bien no era ilegal, sí resultaba al menos cuestionable: desarrollar juegos no autorizados por Nintendo.

Y es que la corporación japonesa quiso evitar que su consola casera corriera la misma suerte de Atari, la cual fue colapsada comercialmente por la saturación de juegos fabricados por terceros sin ningún control de calidad. Por ello instaló tanto en sus dispositivos como en los cartuchos un chip de verificación conocido como 10NES, que imposibilitaba el funcionamiento de juegos de manufactura independiente o pirata.

Cuando Color Dreams y otros hackers hallaron el modo técnico de romper la restricción, Nintendo amagó con emprender acciones legales. Para librarlas, a Lawton se le ocurrió la idea de incursionar en un nicho no considerado hasta entonces por los nipones: el de las congregaciones cristianas. Así, creó una compañía subsidiaria, Wisdom Tree, dedicada a diseñar juegos basados en relatos bíblicos, similares a los que otra firma pionera, Biblebytes, ya había desarrollado para utilizar en computadoras.

Con la coartada de que promovía la educación espiritual como alternativa a los juegos con contenido sexual o violento, Wisdom Tree vendió en 1991 cerca de 250 mil copias de su título debut Bible Adventures, otra pobre imitación de Super Mario Bros 2, similar a King of Kings (cuyo empaque, por cierto, fue diseñado por Nina Stanley). Según David Sheff en su libro Game Over, Nintendo se abstuvo de interponer demandas contra Wisdom Tree por infringir patentes o Copyright, para no desatar la ira de comunidades religiosas.

Actualmente sólo es posible conseguir la edición original de King of Kings en Amazon, aun cuando Wisdom Tree sigue vigente: en junio pasado lanzó una versión para la plataforma Steam de su antiguo éxito, Super Noah’s Ark 3D y reunió en un solo cartucho todos sus clásicos, entre ellos Exodus y Joshua. Pese a la inspiración divina, dudo que algún niño los haya incluido en su cartita.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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