CIUDAD DE MÉXICO.- Si alguna vez has sentido que –a pesar de tus logros, tus estudios, tu carrera profesional que marcha bien y de tus talentos–, en realidad no eres bueno para nada y que más bien tu vida es un engaño para ti y para todos, es probable que padezcas el síndrome de la vida profesional moderna.
El síndrome del impostor.
Y puede manifestarse de diversas formas:
1. Cuando buscas trabajo crees que los demás candidatos son en verdad personas calificadas e ideales para ese puesto, menos tú.
2. También cada vez que debes poner manos a la obra en el trabajo, una serie de pensamientos como “este proyecto será un desastre”, “ok, lo terminé y no resultó un desastre (como esperaba)” son tu pan de cada día.
3. Cuando alguien reconoce tus habilidades pasan dos cosas: una, crees que te mienten o dos, esos “cumplidos” llegan de amigos o familiares que tú crees que no saben en absoluto de lo que hablan.
4. Quizá cuando por fin logras obtener el trabajo de tu vida, tienes pensamientos de este tipo: “mi jefe se va a dar cuenta de que fue un gran error contratarme”.
5. Y entre más alcanzas éxito en tu vida profesional, más te preocupa que estés a un paso de perderlo todo.
6. Y si es que ganas algún premio o reconocimiento crees que en realidad “fue muy fácil de ganar” o que fue sólo un “premio de consolación”.
7. A veces crees que molestas a los demás (cuando en realidad eso no sucede).
8. Cuando alguien te dice que serías muy bueno para incorporarte a cierto proyecto, equipo o trabajo, de inmediato piensas cosas como: “¿qué?”, “¿por qué?”, “¿acaso ya me conoces?” o “tal vez sólo trata de ser amable conmigo”.
9. Cuando piensas acerca de tu empleo en un día o una noche común, estos pensamientos te asaltan: “me van a despedir mañana”, “esta persona es mejor que yo” y aunque tienes emoción por el futuro, tal vez es mínimo o se opaca por tus preocupaciones.
De acuerdo con el sitio Pacific Standard, el síndrome del impostor es un fenómeno en el cual las personas –por lo regular aquellas con cargos altos o con carreras exitosas– no se consideran a sí mismos como calificados en verdad para la posición que ocupan y se convencen de que lo han logrado por mentiras, razones extrañas, suerte, atractivo físico, pero no por su talento.
Además, asegura que las mujeres son más propensas a sufrir este síndrome que los hombres. Y es que esto no significa que las mujeres no quieran progresar, sino que debido a su educación y experiencia y, en general, a las convenciones sociales, las mujeres se han creído ciertos mensajes sobre su falta de talento o habilidades para los negocios.
*livm