Víctor Beltri

Víctor Beltri

21 Ene, 2016

La urgencia del zika

Sería difícil no preocuparse: la fotografía del momento quedará para la posteridad como una de las etapas más complicadas en la historia reciente no sólo de nuestro país, sino del mundo entero.

Las Bolsas de valores han resentido los descalabros en todo el planeta, y los datos sobre la desaceleración de China, la perspectiva de un crecimiento económico global mucho menor al esperado, el desplome de los precios del petróleo y la incertidumbre sobre la política monetaria de Estados Unidos son factores que inciden directamente en México.

Porque no se trata tan sólo de la turbulencia económica en la que el precio del dólar ronda los 19 pesos mientras que el del barril de petróleo se abarata cada vez más. La situación política se complica cada vez más, ante la pérdida de credibilidad sobre la capacidad y la voluntad de las autoridades para resolver los problemas más urgentes de una nación que, por otro lado, está completamente harta. Harta de la corrupción escandalosa, de que lo que aquí no se persigue en otros países sea una misión cumplida. Harta de la violencia, de la incertidumbre, de la falta de Estado de derecho.

Pero eso no es todo. A la falta de credibilidad, a la corrupción rampante, a la falta de Estado de derecho se suma el clima de sucesión adelantada que se percibe cada vez con más fuerza, y que impide la colaboración –entre quienes saben que terminarán enfrentándose en un par de años– a fin de evitar que uno brille más que otro. Y mientras tanto, los problemas siguen surgiendo. Problemas que tenemos que atender de inmediato.

El día de ayer, en El País se publicó una escalofriante entrevista a Artur Timerman, el presidente de la Sociedad Brasileña de Dengue y Arbovirosis, quien hablaba sobre la situación dramática que se vive en Brasil ante la proliferación del virus zika, que está relacionada con el aumento de casos de microcefalia.

La situación es tan grave que las autoridades de algunos países están desaconsejando los embarazos al menos hasta julio. El Ministerio de Salud de Colombia sugiere “a toda mujer encinta que no viva en una zona por debajo de los dos mil 200 metros sobre el nivel del mar procurar no viajar a estas zonas por el alto riesgo de contraer la infección, al menos hasta la misma fecha, es decir, mediados del presente año”. En Colombia se han confirmado 11 mil casos, entre ellos casi 500 mujeres embarazadas que podrían no llegar a término o provocar malformaciones congénitas en el feto. En Brasil, tan sólo en Bahía, hay más de 60 mil casos sospechosos, que se supone serían sólo 20% del total, y se han registrado tres mil 530 casos de microcefalia relacionados con la enfermedad. No hay tratamiento médico, no hay vacunas y el virus ha sido confirmado en Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, Surinam, Paraguay, El Salvador, Guatemala, México, y Estados Unidos.

¿Estamos preparados para la llegada de zika a México? El virus se transmite por el mismo mosquito del dengue y del chikungunya, que de acuerdo con algunas cifras afectó a más de 11 mil personas y se extendió por prácticamente toda la República. No hemos logrado detener el dengue, y no pudimos contener el chikungunya: zika podría ser una pesadilla si no tomamos medidas al respecto.

Medidas que, evidentemente, tienen que ir mucho más allá de la frivolidad de una canción insoportable repetida día y noche, o de la información trivial que para prevenir el chikungunya está disponible en la página al respecto del Instituto Mexicano del Seguro Social: hablar de “evitar el contacto y los piquetes de moscos”, “usar repelentes”, “instalar mosquiteros” o “no mantenerse a la intemperie” suena más a una lista de buenos deseos que a una medida de prevención efectiva.

Es momento de tomar acciones reales, acciones de innovación aplicadas a la salud pública. ¿Cuál es el presupuesto de investigación y desarrollo destinado a la lucha contra las enfermedades transmitidas por el Aedes aegypti? ¿Estamos preparados para detectar y atender los casos de microcefalia que –sin duda– habrán de presentarse en el próximo año? ¿Existe una política de comunicación –e información– a la ciudadanía en las comunidades más vulnerables?

Sería difícil no preocuparse, y extremadamente irresponsable no hacer algo al respecto. El tiempo apremia: tenemos que plantear la lucha contra estas enfermedades como una prioridad del Estado, antes de que sea demasiado tarde.

*vbeltri@duxdiligens.com

@vbeltri

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