Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

8 Jun, 2016

Googuelear

“Tú que todo lo sabes y lo que no sabes lo inventas”, es una muy coloquial frase que se le receta a un amigo cuando se necesita de su sapiencia. La próxima semana se cumplirán diez años de que ese adagio tuvo una ligera, pero significativa variación: “Tú que todo lo sabes y lo que no sabes lo googueleas”.

Los avances tecnológicos han incorporado nuevos verbos al habla coloquial. Algunos, como escanear, provienen de adaptar el nombre del dispositivo con el que se ejecuta la acción. Pero otros inmortalizan marcas registradas: así procedió la Real Academia Española cuando admitió en 2012 la incorporación al diccionario de “tuitear”, que expresa una acción que sólo puede ejecutarse en Twitter, red social que en los últimos años se ha rezagado en comparación con otras similares.

No ha actuado con el mismo criterio en lo referente a la palabra “googuelear”, que en lengua inglesa está a punto de alcanzar su primera década de legitimación. La actualización del diccionario Oxford correspondiente al 15 de junio de 2006 incluyó por primera vez la palabra “google” como verbo, con el significado de “buscar información acerca de algo o de alguien en internet, utilizando el motor de búsqueda Google”.

El nombre de la hoy muy conocida marca estuvo inspirado en la palabra “googol”,  una forma de llamar al enorme número formado por la cifra “1” seguida de 100 ceros, y que fue inventada por un niño de nueve años, sobrino del matemático estadunidense Edward Kasner, una bonita historia recuperada en el capítulo “New names for old” del libro Mathematics and the imagination, que el propio Kasner escribió con James Newman (Simon and Schuster Inc., Nueva York, 1940).

“Los niños pronuncian palabras sabias por lo menos tan a menudo como los científicos”, dice el libro que, en su traducción al español (publicada en 2007 por QED y Conaculta, con prólogo de Jorge Luis Borges) asegura que el niño inventor de la palabra googol se llamaba Milton Sirotta, nombre no citado en la edición original en inglés. Convencido de que aquel número, por grande que fuera, no era infinito, el pequeño Sirotta sugirió otro nombre para un número que fuera mayor: “googolplex”, cuya definición inicial era un número “1” seguido de todos los ceros que una persona pudiera escribir antes de cansarse.

Googolplex no tuvo la fuerza para ser recordada como sí la tuvo googol, sobre todo cuando inspiró a Larry Page y Sergey Brin para nombrar (con una ligera variación en su grafía) al motor cibernético de búsqueda que desarrollaron y por el cual apostó Andy Bechtolsheim. Este último, fundador de Sun Microsystems, se animó a invertir 100 mil dólares en ese programa y expidió un cheque por esa cantidad en nombre de “Google Inc.”... cuando dicha compañía formalmente aún no existía.

Google, la empresa, nació en septiembre de 1988, pero fue en la primavera de ese mismo año que aquella palabra inició su travesía a los glosarios. El debut fue un email enviado por Page y Brin a un grupo de amigos a los que iban notificando del progreso en el desarrollo de su invento, a quienes agradecieron haberles enviado sugerencias de logotipos y les pidieron divertirse y seguir “googueleando”.

Sólo ellos saben qué fue lo que exactamente quisieron decir. Pero los primeros registros públicos del uso de google como sinónimo de “buscar” están citados por Charles Arthur en su libro Digital Wars (Kogan Page, Londres, 2012), primero en un episodio de la serie de televisión Buffy la Cazavampiros de octubre 2002, y cinco meses después en un capítulo de ER.

Unas semenas después de que lo hiciera Oxford, el Merrian-Webster Collegiate Dictionary también le dio su lugar el googueleo, lo que aún no se anima a hacer la RAE. Es más, ni siquiera existe una grafía unificada en español: en Wikipedia se escribe “googlear” y la Fundación del Español Urgente de EFE y BBVA prefiere “guglear”, aunque sugiere que se utilice mejor “consultar en Google”. Pero esta frase no refleja el sentido de una acción que abarca desde rastrear los registros de uno mismo en internet hasta verificar ortografía.   

Desde octubre del año pasado, la corporación de empresas agrupadas bajo el emblema Google cambió su nombre a Alphabet, y la razón que dio Larry Page para justificarlo fue que aún siguen haciendo cosas que el resto de la gente piensa que son locuras. Como ceder el dominio de su marca al léxico del hablante común.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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