Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

17 Jun, 2016

Ni todo el amor ni todo el dinero

Decía mi suegro, sabio, de pocas palabras y con un estilo bastante coloquial, que un aval es un p... con una pluma. Esto lo decía, corta y contundentemente, cada vez que se enteraba de que alguien le pedía dinero prestado a un amigo o familiar, sin importar si el favor pedido era en forma de una firma de respaldo o de dinero contante y sonante. Después de la frase solía aumentar el corolario: “prestarle dinero a un amigo es la manera más fácil de perder el dinero y de perder la amistad”.

A mí, que soy mucho menos sabia, de mucho rollo y con un estilo bastante rebuscado, me cuesta mucho más trabajo negarme a este tipo de solicitudes. Y cada vez que alguien me pide dinero prestado el corazón se me hace de pollo y mi primer instinto es extender la mano… con una ficha de depósito en ella.

En el momento que como emprendedor empiezas a tener un poco de éxito (o que la gente CREE que estás teniendo un poco de éxito), las solicitudes de dinero, préstamos, firmas, etc., se multiplican.

En el sentido estricto de la teoría financiera, jamás hay que prestarle dinero a un amigo. Pero, siendo honestos, no vivimos adentro de un libro de texto y en la realidad muchas veces nos vemos en la necesidad de pedir dinero prestado a nuestra gente cercana (ya sea porque nadie más nos presta o lo hace a tasas prohibitivas) o estamos en la posición de que una persona cercana se acerque a nosotros pidiendo ayuda.  ¿Qué hacer? ¿Qué decir?

Las relaciones entre amigos (a diferencia de la pareja, por ejemplo) son relaciones tradicionalmente no-monetarias, el dinero no juega ningún papel importante en su desarrollo, por lo que cuando involucramos al dinero, literalmente como un tercero en discordia, la relación cambia radicalmente. Cuando el dinero entra en juego,  la relación pasa de ser puramente emocional, en la que todos somos “iguales”, a ser una relación financiera en la cual la igualdad de poderes cambia. De amigo/amigo nos convertimos en prestador/prestamista. 

En este tipo de préstamos, la tasa de incumplimiento tiende a ser mayor porque implícitamente existe menos formalidad en el trato, mientras que la relación se ve afectada (desde mera incomodidad hasta pleitos aguerridos), ya que las expectativas cambian de enfoque y los juicios que hacemos hacia el otro tienden a ser más severos.

¿Decir que sí? ¿Decir que no? La decisión no es fácil, pero puedes tomar varios puntos de análisis para ayudar a dar una respuesta lo más congruente posible. Primero, evalúa a tu amigo. No por ser muy cercano quiere decir que es digno de tu crédito. ¿Es una persona que se la vive pidiendo dinero prestado sin repagar?, ¿cumple con lo que promete o tiende a evadir responsabilidades?, ¿da la cara cuando comete algún error?

Segundo, evalúa tu propia situación financiera. ¿Cuánto es lo que te pide prestado?, ¿tú situación financiera personal te permite prestar esta cantidad o te va a poner a ti en un aprieto financiero?, ¿si se tarda en repagarla te generaría algún costo y/o problema financiero?

Y tercero, evalúa para qué va a usar el dinero (y sí, si él te pide dinero prestado estás en todo tu derecho de preguntar para qué lo necesita). ¿El dinero le va a permitir salir de un aprieto financiero temporal o es para “financiar” hábitos malos y recurrentes? Muchas veces tus mejores intenciones pueden ahondar un problema en vez de solucionarlo.

Si después de estas preguntas decides hacer el préstamo, lo mejor es hacerlo de la manera más formal posible: Firmen un contrato interno en el que se especifique la cantidad prestada, el hecho que es un préstamo y los términos exactos en los que se va a repagar (fechas y formas, ya sean depósitos, efectivo…). Este papel puede tener poca validez legal, pero sirve para aclarar de antemano los detalles. La mayor parte de los problemas que surgen en este tipo de préstamos es que, al no especificar los términos porque “somos amigos y existe buena voluntad”, una parte piensa una cosa (que es un regalo o que lo puede repagar “cuando mejoren las cosas”), mientras que otra parte asume otra. No dejes ningún detalle sobreentendido, todo por escrito… en estos casos es muy útil la pluma…

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube