CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando buscas empleo, muchos manejan dentro de los requisitos ‘Trabajo bajo presión’. Tú puedes decir que sí tienes esa capacidad y competencia, pero ¿realmente la tienes?
Trabajar bajo presión implica la habilidad de trabajar bajo condiciones adversas, pero al mismo tiempo mantener un alto grado de eficiencia, calidad y productividad.
En muchas empresas la política es aumentar los estándares de calidad en todos sentidos, esto a veces implica recargar a los trabajadores con más trabajo y que lo cumplan en el menor tiempo posible, señala el sitio trabajando.com
Otras compañías tratan de ahorrar en personal, entregándole a una persona, responsabilidades de dos o más trabajadores.
¿Pero qué tan sano es trabajar bajo presión?
Si no estás acostumbrado a trabajar bajo altas exigencias, lo más probable es que termines en un desequilibrio físico y emocional, conocido como estrés laboral.
En una primera etapa el estrés puede optimizar la actividad del individuo y por ende aumentar su productividad.
Estrés negativo
Si la persona no sabe manejar situaciones de alto estrés, con el paso del tiempo aumentará su cansancio y disminuirá su rendimiento.
PLANIFICA
Si sientes que tus condiciones laborales te están afectando, estás nervioso o preocupado, tal vez no te has planificado lo suficientemente bien. Existen muchos distractores y obstaculizadores del tiempo que nos atrasan y no nos permiten lograr lo planeado de manera eficaz y eficiente.
Revisa lo siguiente puntos y responde si has cometido alguno de estos errores:
- - No planificar
- - No organizar
- - No priorizar
- - Desviarte de los asuntos importantes, dándole tiempo al teléfono, o a otros distractores
- - No delegar
- - No saber decir que NO
- - Caer en conversaciones inútiles
- - Falta de precisión en las tareas
Cómo lidiar con el estrés
Ten en cuenta los siguientes puntos:
- Cuida tu salud, es un punto primordial.
- Sé puntual y planea tu día desde que te levantas.
- Duerme por lo menos 7 horas diarias.
- Haz deporte mínimo tres veces por semana.
- Toma uno o dos periodos de vacaciones al año.
- Desconéctate de la oficina.
- Disfruta de tu tiempo de descanso para que te sientas recargado cuando inicie una nueva jornada laboral.
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