Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

13 Jul, 2016

Realidad aumentada

La primera vez que el mundo entero supo de Pokémon fue por un evento traumático. El 16 de diciembre de 1997, casi 700 niños japoneses sufrieron ataques epilépticos después de ver un capítulo de la serie animada de televisión inspirada en el videojuego del mismo nombre, desarrollado dos años antes para la consola Game Boy.

Un fenómeno similar ocurre desde el fin de semana pasado, cuando Nintendo puso a disposición de usuarios de teléfonos móviles una de sus marcas más preciadas. Lanzada para Estados Unidos y Australia, la aplicación Pokémon Go saltó a las noticias por acontecimientos poco divertidos relacionados con su uso. Desde el descubrimiento accidental de un cadáver en un lago hasta una carambola de autos, esta nueva afición ha provocado lesiones y amenazas de despido, así como intromisiones de aficionados en sitios privados o en momentos inoportunos.

El furor obedece a la mecánica del juego, que invita a los usuarios a caminar por las calles con su smartphone en la mano para ir buscando monstruos de caricatura y atraparlos. Esta dinámica ha dado pie a conductas extravagantes, como la de un hombre que probó sus habilidades cazadoras en el momento en que su esposa daba a luz.

Pero también es motivo de alertas serias, al descubrirse que delincuentes utilizan la app para saber a dónde se dirigirán los ávidos atrapadores de estas criaturas virtuales, para así poder asaltarlos. Y, por supuesto, está el hecho de que los desarrolladores del programa tienen acceso a los datos personales generados por el uso de herramientas de geolocalización y porque es necesario darse de alta con una cuenta personal de Google.

Pero lo más notable de Pokémon Go es que ha puesto de moda masivamente la llamada “realidad aumentada”, recurso tecnológico que permite al jugador ver en la pantalla de su teléfono a Pikachu, Charmander, Squirtle, Bulbasaur y otras decenas de entrañables personajes, que de repente pueden aparecer en escenarios auténticos, como la avenida principal de una ciudad, el mostrador de una tienda o el interior de una iglesia.

Aunque se ha puesto de moda en los años recientes, la realidad aumentada es un concepto más antiguo que el propio Pokémon, y al igual que éste, se desarrolló en la tierra del sol naciente. Una de sus más conocidas aproximaciones teóricas aparece en el ensayo A taxonomy of mixed reality visual displays, publicado en diciembre de 1994 por The Institute of Electronics, Information and Communication Engineers (IEICE), con sede en Tokio. Los autores son Paul Milgram, académico de la Universidad de Toronto, y Fumio Kishino, investigador de inteligencia artificial de la firma nipona de telecomunicaciones ATR.

Como el título refiere, se trata de una reflexión acerca de la “realidad mixta”, un universo visual surgido por las tecnologías computacionales, en la que se conectan imágenes tomadas de la vida concreta, objetiva y palpable con escenarios diseñados en forma electrónica. Gráficamente está representada por una línea continua formada por cuatro elementos, en cuyos extremos están el entorno real (que reproduce el mundo físico tal cual) y la realidad virtual (recreación completamente diseñada con herramientas digitales).

En medio de ambos están la realidad aumentada —compuesta por el reflejo fiel de un escenario verdadero al que se le superponen objetos creados por medio de softwares— y su inverso, la virtualidad aumentada, aplicada a imágenes dibujadas completamente por computadora a la que se agregan elementos reales, como paisajes o rostros.

El mejor ejemplo de aplicación práctica de realidad aumentada fue propuesto por los fallidos Google Glass, las gafas electrónicas que le habrían permitido al usuario consultar ahí directamente información en línea sobre todo aquello que observaran sus ojos. En ese contexto, resultó acertada la predicción de Michael Haller, Mark Billinghurst y Bruce H. Thomas en su libro Emerging Technologies of Augmented Reality, publicado en 2007, el mismo año que se lanzó el iPhone, y que avizoraba que los teléfonos móviles serían la plataforma ideal de un recurso que debería servir para algo más que entretenimiento.  

Por el momento, Pokémon Go sólo está disponible en nuestro país para quienes tienen una cuenta estadunidense de iTunes. Ya que esté aquí se verá cuántos mexicanos quedarán atrapados por esta peculiar forma de evadir —y no aumentar— su realidad.

*marco.gonsen@gimm.com.mx

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