Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

20 Jul, 2016

Campañas

Celebridades de Silicon Valley han debido recurrir al abajofirmantismo para expresar su repudio contra Donald Trump, a quien consideran “un desastre para la innovación”.

El jueves pasado, Vint Cerf (pionero de internet), Jimmy Wales (cocreador de Wikipedia), Steve Wozniak (cofundador de Apple) y Tim Wu (teórico del principio de la neutralidad de la red) unieron sus rúbricas a las de decenas de ejecutivos, emprendedores y líderes de tecnológicas para fijar una posición contra el aspirante presidencial, previo a la Convención Republicana de esta semana.

Sin eufemismos, acusan a Trump de promover la ira, la intolerancia y el miedo a las nuevas ideas y a la gente nueva, con una visión opuesta al libre intercambio de las ideas. Lo llaman ignorante y cuestionan su falta de juicio por su propuesta de “apagar” algunas partes de la web como estrategia de seguridad. También le reprochan su hostilidad a la inmigración, cuando ésta ayuda a atraer a Estados Unidos a las mentes más brillantes de la Tierra.

La misiva fue publicada en la página NewCo Shift del portal Medium por Katie Jacobs Stanton, jefa de mercadotecnia de la empresa Color Genomics –famosa por la elaboración de pruebas médicas para la detección de cáncer– y quien fue vicepresidenta de Medios Globales de Twitter.  Apareció justo un día antes de que Trump anunciara como su candidato a vicepresidente a Mike Pence, gobernador de Indiana, quien hace un año ya había desatado la ira de la élite tech.

En una carta fechada el 25 de marzo de 2015, e impulsada por Marc Benioff, fundador y director de Salesforce, proveedora de servicios de nube, se llama a Pence a vetar su Acta de Restauración de Libertad Religiosa, que autoriza a establecimientos comerciales a negar la atención a integrantes de la comunidad  LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transgénero). Por ese motivo amagó con retirar inversiones en ese estado.

Esa misma legislación fue objetada por Tim Cook, CEO de Apple, en un texto publicado días después por The Washington Post en el que rechaza que la religión sea usada como excusa para discriminar. A este pronunciamiento se sumó otra carta pública difundida el 1 de abril siguiente y promovida por Max Levchin, cofundador de PayPal, y que logró la adhesión de gigantes como Jack Dorsey (Square-Twitter), Jeremy Stoppelman (Yelp), Brian Chesky (Airbnb) y Satya Nadella (Microsoft).

La escasa química entre los republicanos y la cibercomunidad quedó de nuevo de manifiesto con el primer logotipo de la dupla Trump-Pence, en la que la letra inicial del primero atraviesa la del segundo, lo que en redes desató burlas sobre connotaciones sexuales. Fue tan rudo el bullying que en cuestión de horas ya había sido sustituido por otra opción en la que sólo aparecen los nombres de la fórmula.

Sin embargo, sus rivales demócratas tampoco han sido muy creativos para emplear herramientas digitales, aun cuando su plataforma política es mucho más amigable con esa industria. Un estudio divulgado el lunes por el Pew Research Center reportó que ambos partidos prácticamente relegaron sus sitios oficiales de campaña para privilegiar la actividad en redes sociales. Así, sus portales tendieron a retirar características que facilitaban la interacción con los votantes e incluso prescindieron de áreas específicas dedicadas a grupos étnicos y comunidades como latinos, veteranos del ejército y LGBT, como sí hubo en 2012 durante la contienda Barack Obama-Mitt Romney.

En un estudio comparativo que evalúa la influencia de la comunicación electrónica a partir de la elección de 2000 entre Al Gore y George W. Bush, el centro Pew observa en 2016 una tendencia a hacer mucho más estáticas las páginas web de campaña por medio de una emisión de mensajes más controlada y menos interactiva con el público. En los medios sociales Trump lleva una ligera ventaja en cuanto a enganche social, por su mayor tendencia a retuitear a personas comunes y a los sitios de noticias que se regodean con sus ocurrencias.

En cambio, lo más cercano a un uso imaginativo de la tecnología por parte de la campaña de Clinton es el patrocinio de filtros para Snapchat a propósito de la Convención Republicana en Cleveland, en la que se simula una cinta amarilla –de las que se colocan cuando hay un accidente o crimen– con leyendas llamando a detener a Trump. Salvo que por esa misma aplicación envíe selfies cómicas, Hillary no parece tener más gracia que un elefante.

                marco.gonsen@gimm.com.mx

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