Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

10 Ago, 2016

Niantic

San Fransokyo es la urbe ficticia en la que ocurren las aventuras de la cinta Big Hero 6 (Disney-Marvel) y, como su nombre sugiere, representa una mezcla futurista de la ciudad californiana y la capital nipona. Un mashup tecnológico-cultural, como lo definió en el portal Gizmodo el realizador Don Hall, codirector de la ganadora del Oscar a la Mejor Película Animada en 2015.

Aunque el cómic en el que se basa el filme tiene como escenario Tokio, la imaginaria metrópoli se parece muchísimo más a San Francisco, donde está asentada una pequeña empresa que ha sacudido el mundo gracias a una propuesta que ha fusionado una sofisticada plataforma digital con una venerable colección de criaturas provenientes del lejano oriente.

Se trata de Niantic, la startup responsable de crear Pokémon Go, la app sensación para móviles cuyo lanzamiento hizo disparar las acciones de la japonesa Nintendo, aun cuando ésta es una socia más de un juego en el que ni siquiera aparece su logotipo.

Niantic toma su nombre de una embarcación construida en 1832 en Connecticut para la caza de ballenas, y que llegó en 1849 a San Francisco procedente de Panamá, llevando a bordo a buscadores de fortuna atraídos por la fiebre del oro de mediados del siglo XIX (los famosos “49’s”), y que tras ser abandonada por su tripulación terminó convertida en hotel en el muelle.

Un contemporáneo y simbólico navío —llamado igual y cuya sede está próxima a la avenida The Embarcadero— ha zarpado gracias a la iniciativa de otro buscador de tesoros en el Valle del Silicio. Él es John Hanke, egresado de la escuela de negocios Haas de Berkeley, que se se ha esmerado en hacer patente su vínculo con el país asiático, al anunciar su presencia en Tohoku el pasado abril para conmemorar el quinto aniversario del terremoto y el tsunami que azotaron el archipiélago.

Hanke construyó su nombre desde hace una década al fundar Keyhole, una desarrolladora de cartografía satelital electrónica que llamó la atención de Google, que terminó adquiriéndola. Así, Hanke se convirtió en pieza clave para las aplicaciones de geolocalización de la marca de Mountain View: Google Maps, Earth y Street View.

Pero buena parte de la vocación de Hanke está orientada hacia los videojuegos de nueva generación que aplican tecnologías como la realidad aumentada. Su primer intento exitoso con esa modalidad se llama Ingress, un concepto de ciencia ficción que obliga a sus participantes a salir a la calle a la búsqueda de elementos que les permitieran continuar el desarrollo de la partida.

El éxito de esta aplicación en Japón —un evento masivo de jugadores de Ingress congregó el año pasado a más de seis mil jugadores en Kyoto— es uno de los factores que explica la inversión de Nintendo y The Pokémon Company en Niantic, la apuesta de Hanke fundada dentro del ecosistema empresarial de Google, que se separó de ésta para consolidarse como independiente.

En el propio blog de Niantic, Hanke explica que Pokémon Go surgió gracias a una inyección de 30 millones de dólares y a la confianza expresa de Tsunekazu Ishihara, presidente de The Pokémon Company, la cual desde hace 20 años ha cultivado una marca que se alista para consolidar un segundo aire del que no escaparán México y Latinoamérica, incluidos por Niantic la semana pasada.

En el referido blog, Hanke se pregunta si 2016 será el año de la realidad aumentada. Contrario él mismo a la proliferación de siglas y etiquetas para designar fenómenos o tendencias, prefiere pensar en una era en la que los videojuegos son ya piedras angulares del entretenimiento, en un campo para el desarrollo de dispositivos y programas que hagan cada vez más borrosa la línea que separa los juegos del cine, las aplicaciones telefónicas, la navegación por internet y el comercio.

Ya que se vio que Pokémon Go puede ser una poderosa herramienta para atraer clientes a negocios o visitantes a espacios culturales y turísticos. No extrañaría que Niantic expanda su modalidad a otros universos del pop, como ya lo han solicitado los fans de Harry Potter, ansiosos por descubrir en sus localidades bestias fantásticas con las cuales practicar sus conjuros.

Y en cuanto a Disney, con el antecedente de su propio híbrido californiano-japonés, debería también incluir sus propios personajes en una aplicación similar. A menos, claro, que quiera que los asistentes a los parques temáticos en Anaheim se diviertan menos en sus juegos mecánicos que cazando pokémones.

*marco.gonsen@gimm.com.mx

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