David Páramo

Análisis superior

David Páramo

14 Nov, 2016

Migración e hipocresía

Durante décadas los mexicanos hemos generado una visión totalmente disfuncional sobre la migración ilegal a Estados Unidos, puesto que la vemos como una de las principales formas de completar el ingreso de los mexicanos.

Hemos llegado al extremo de tener un presidente como Vicente Fox quien daba a conocer el crecimiento en el envío de remesas como un éxito de su gobierno cuando mexicanos hacían los trabajos que ni los negros quieren hacer.

Se habla con gran normalidad de la importancia de las remesas para la economía nacional y Banco de México es muy puntual en dar la cifra y algunos se ufanan que es superior a los ingresos por turismo o que permite compensar la caída de los precios del petróleo. No falta quien habla en términos de récord, actualmente ,que supera 25 mil millones de dólares

Para la inmensa mayoría de los mexicanos la cifra de remesas es de la misma categoría que las exportaciones o los ingresos por turismo, es decir, algo que nos debe enorgullecer porque es resultado de la coordinación de iniciativa privada y gobierno.

Sin embargo, la mayoría de las remesas deberían avergonzarnos. Son producto del fracaso del país en su obligación de brindar a todos los derechos plasmados en la Constitución.

En su mayoría se trata de algunos de los mejores mexicanos. Hombres y mujeres que en lugar de atenerse a los programas de subsidio o vincularse a grupos clientelares como los que regentean los partidos políticos, deciden ir a buscar a Estados Unidos lo que no pueden darse ellos mismos y sus familias.

ILEGALIDAD

Se trata de personas que no fueron invitados a aquel país y que viven fuera de la ley. Eso es como tener un miembro de la familia que vende piratería en el comercio ilegal (que no informal) o que se dedica a la prostitución (que no sexoservicio).

Como se trata de una realidad dramática y que debería avergonzarnos como país hemos creado toda una mitología que trastoca las palabras y los hechos.

Decimos que no son migrantes ilegales, sino indocumentados. No son pocos los funcionarios y exfuncionarios de las secretarías de Relaciones Exteriores y Gobernación que debaten la semántica de ese término. Si usted no trae licencia y tarjeta de circulación está violando la ley, no vale que diga que sólo está indocumentado.

Exigimos una y otra vez que Estados Unidos respete sus derechos humanos. Políticos y sociedad civil se llenan la boca exigiendo una y otra vez que sean bien tratados y que pueden tener acceso a los servicios en Estados Unidos.

La realidad es que deberían tener acceso a los derechos aquí. A tener trabajo, a estar con su familia y que si deciden irse a otro país lo hagan legalmente, es decir, cumpliendo con las normas de la nación receptora.

HIPOCRESÍA

Como sociedad somos hipócritas. Hay quienes dicen estar muy preocupados por el maltrato que pueden sufrir estos mexicanos con la llegada de Donald Trump al gobierno, así como el recrudecimiento del racismo como se ha percibido en los últimos días.

Preocupan las deportaciones masivas, incluso, el líder del PRD ha dicho que se opondrán a ellas.

No falta el experto en economía quien le preocupe cómo afectará al crecimiento económico si se imponen impuestos a las empresas que envían remesas o si disminuyen por el endurecimiento de las políticas migratorias (por cierto, Barak Obama ha deportado a más de 2.5 millones de personas en su gestión, la cifra más alta en la historia de Estados Unidos).

No obstante, se trata de actitudes inaceptables e hipócritas.

1.- La migración ilegal a Estados Unidos es producto del fracaso del gobierno y sociedad en brindar a los mexicanos la posibilidad de desarrollarse junto con sus familias en la tierra que nacieron.

2.- Las remesas hablan del fracaso de la política económica para generar crecimiento en un país que permite, en algunos casos hasta fomenta, que se pierda capacidad de trabajo para generar riqueza en el país.

3.- Se habla de los migrantes como grandes héroes y con gran cursilería se dice que se deben defender sus derechos humanos allá. Que se tienen que tomar medidas para que sean bien tratados por Estados Unidos.

Eso debería ocurrir en México, a los migrantes se les ve como una especie de mexicanos de sobra, que sólo sirven para mandar remesas y que lo mejor que puede pasar es que nunca regresen como lo demuestra la histeria de muchos sectores de la sociedad preguntándose qué harán que el nuevo gobierno de Estados Unidos endurezca aún más las políticas migratorias.

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