David Páramo

Análisis superior

David Páramo

8 Mar, 2017

¿Qué les preocupa?

El gremio bancario parecería estar viviendo una era dorada. Durante más de tres años, todos los circuitos de crédito han venido creciendo a tasas de dos dígitos, al tiempo que la cartera vencida ha disminuido y las utilidades de prácticamente todos los bancos crecen, a pesar de que el sistema financiero mexicano es el único en el que todas sus instituciones cumplen con las reglas de Basilea III.

Parece que se trata de un mundo perfecto o, por lo menos, increíblemente feliz. Atrás quedaron los años del rescate bancario y la satanización que había sobre las instituciones de crédito; parece que ya nadie recuerda los momentos duros que se vivieron al principio de esta administración, cuando el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, les acusaba de prestar poco y caro. 

La dura negociación que implicó la Reforma Financiera ha quedado en el olvido, no únicamente por los buenos resultados de los bancos desde el lugar donde se vea, sino también por la cada vez mayor penetración del crédito en muy amplios sectores de la economía, incluidos destacadamente los que tienen menores ingresos.

Se trata, pues, de un momento históricamente bueno en el que algunos consideran que podría alargarse a lo largo de muchísimos años, toda vez que hay una competencia efectiva entre las instituciones de crédito (quizá los bancos alcanzan el más alto nivel del índice Herfindahl de competencia en el país), las cuales parecen hacer competencias sobre cuáles estarán más capitalizadas para aprovechar las oportunidades que seguirá brindando la economía.

PREOCUPACIÓN

Sin embargo, el optimismo desbordado de algunos banqueros que consideran que casi cualquiera, como Marcos Martínez, puede ser presidente de la Asociación de Bancos de México, no es compartido absolutamente por todos.

Hay quienes creen que se puede generar una mala combinación de factores entre la salida de Agustín Carstens en noviembre del Banco de México, más la pérdida del liderazgo dentro de la iniciativa privada, que necesariamente implicará la llegada del presidente del consejo de administración de Santander México, ya que, a no dudar, bajará la interlocución de la ABM, no únicamente al interior del Consejo Coordinador Empresarial, sino también con diversos actores políticos,

El gobernador del Banco de México en todo momento señaló que no volvería a registrarse una crisis bancaria mientras él estuviera al frente de la institución, que gobernará hasta el último día de noviembre de este año y, créame, la tentación de que se relajen los controles bancarios no sólo es permanente, sino que irá aumentando en la medida en que pudiera disminuir la actividad económica como resultado del complejo entorno que se vive en la economía.

En este punto, no son pocos quienes piensan que podrían hacerse algunos espacios regulatorios para mantener la velocidad que han mantenido los bancos, lo que derivaría en problemas verdaderamente graves en el corto plazo.

No debe olvidarse que a finales de este año surgirá un nuevo factor de tensión económica. Si bien es cierto que para ese entonces estará bastante bien definida la renegociación (o como quiera llamarle) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en el que, a no dudar, México obtendrá incluso beneficios con la modernización del acuerdo comercial, iniciará la tensión política hacia la elección presidencial que se realizará el año próximo.

No es claro o por lo menos no es seguro que se mantendrá el exitoso modelo económico que se ha aplicado durante el último cuarto de siglo que ha evitado las catástrofes económicas y que ha permitido al país ser una isla de estabilidad en un mar bastante convulso, como lo dejó de manifiesto ayer mismo la OCDE en su reporte de riesgos de la economía global.

Hay quienes estarían claramente a favor de volver al pasado, lo que implicaría, al menos en el caso de la banca, regresar a esquemas estatistas o de férreo control como aquellas épocas vergonzosas del encaje legal en los que se les decía a las instituciones de crédito a quién prestar y con qué tasas.

Lo que se ha logrado en el sector financiero, como en la economía en su conjunto, no es un éxito menor a favor de los mexicanos y, por lo tanto, debe ser protegido por todos a pesar de que el actual momento nubla la mirada de algunos.

Si la banca mexicana no está a la altura o no tiene la capacidad de proteger lo que se ha logrado sería muy fácil perderlo. Habrá que tener mucho cuidado.

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