José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

21 Sep, 2017

19-S, distinto el 85 que el 2017

Desde luego, la afectación económica de este temblor respecto del sufrido en 1985, será muy distinta.

Para empezar: No traemos la carga deudora de los ochenta. Además, en aquel entonces no había Fondo de Desastres Naturales, ahora sí. Tampoco había Bono Catastrófico. Ahora sí, aunque esperemos que las autoridades hacendarias logren cobrarlo.

Y lo importante: en 1985 las autoridades federales se quedaron colapsadas, en esta ocasión vimos un plan, que nos guste o no, estuvo activado desde el primer momento.

Del 85 a la caída del 86 y el crack del 87

En 1985 los gastos para la reconstrucción fueron sumamente onerosos, en medio de una crisis deudora que obligó al país a mantener un plan de ajuste draconiano.

Y los resultados se vieron al año siguiente, con una caída en la economía de 3.75% en 1986, así como la crisis bursátil, financiera y económica del crack de 1987.

2017, menor deuda, Fonden y se quiere normalidad

Ahora, la situación pinta diferente. En primer lugar, la economía mexicana puso un límite al endeudamiento.

Lo empezó a bajar de 50% del PIB. Hacienda se compromete a terminar 2017 y 2018 con finanzas sanas, lo que no presionaría los mercados. No habría endeudamiento para la recuperación, pues se cuenta con el Fonden, aunque, por lo visto, no va a alcanzar y esperemos que sí logren obtener los recursos del Bono Catastrófico por sismos, el cual podría aportar 150 millones de dólares adicionales.

Además, ahora estamos viendo un esfuerzo por normalizar la actividad económica en la Ciudad de México lo antes posible. Los bancos (Asociación de Bancos de México), aseguradoras (AMIS), tiendas de autoservicio y departamentales (ANTAD) se comprometieron a abrir sus puertas para llevar adelante una actividad económica medianamente normal. Las farmacias y restaurantes también están abiertos.

Afectación económica, se trata de minimizarla

Esto no quiere decir que los temblores sufridos en 2017 no nos vayan a afectar. El primer temblor ya había colapsado Chiapas y Oaxaca, y con éste del 19 de septiembre se afectó la principal entidad productiva del país, la Ciudad de México.

Sin embargo, no se ve que la situación económica sea tan mala como la de 1985, pues ni hay crisis deudora, ni hay un régimen cambiario fijo, ni hay una parálisis gubernamental como la de aquel entonces. Y, además, hay fondos para hacer frente a los trabajos de reconstrucción. Y la Ciudad de México hace esfuerzos para regresar a la normalidad económica. Afectaciones económicas habrá, pero no tan fuertes como las de hace 32 años.

Empresas solidarias en medio de la tragedia

La empresa privada tiene como objetivo la utilidad, al fin y al cabo no son empresas sociales. Pero ello no quita que la empresa privada tenga una responsabilidad con su entorno, que no sea ajena a su propio mercado y a la condición social que se vive.

Por eso llamó la atención que las compañías telefónicas, iniciando por AT&T, pasando por Telcel y Telmex, así como Movistar, hayan dejado de cobrar mensajes, llamadas y WhatsApp. Era cuestión de que una empezara (creo que fue AT&T) para que las demás le siguieran: Telmex con sus centros de WiFi, Telcel con mensajes sin cobrar y WhatsApp, y Movistar con el mismo paquete.

Además, vimos a Aeroméxico e Interjet no cobrar por reprogramación de vuelos, después de la cancelación de vuelos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Incluso vimos a restaurantes, como Sonora Grill, dar gratis sus menús a rescatistas. O a Walmart, que donó 300 toneladas de artículos de primera necesidad.

O bancos, como Multiva, donde aporta dos pesos por cada uno a la Cruz Roja (donde, por cierto, es transparente el apoyo), o Banorte y Santander con líneas donde también aportaron. O Bancomer sin cobrar en cajeros. Incluso hasta Uber dio dos viajes de 150 pesos gratis en esos momentos.

Las empresas claro que pueden, y deben, dar más para mejorar el entorno del país. La lamentable tragedia que estamos viviendo así lo muestra. Y más allá de las fundaciones de responsabilidad social, donde cada empresa va por su lado, ahora sí vimos ayuda real a la población. Bien por estas empresas.

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