¿Cuál es la agenda de Jerome Powell?; se va Yellen de la Fed

Llega la última reunión de la presidenta de la Fed, Janet Yellen. Al final, la primera mujer al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) estuvo un mandato, es decir, cuatro años. Y lo terminará con una reunión de política monetaria, la de este miércoles.
Economía -
Foto: Reuters
¿Cuál es la agenda de Jerome Powell?; se va Yellen de la Fed

 

CIUDAD DE MÉXICO.- El sábado cederá el testigo a Jerome Powell, quien fue designado por el  presidente Donald Trump para reemplazar a Yellen. Es la primera vez, desde Richard Nixon, que un Presidente entrante no mantiene en el cargo de presidente de la Fed al mismo funcionario nombrado por su predecesor. La visión de Donald Trump sobre Yellen, muy despectiva durante a campaña, cambió una vez llegó a la Casa Blanca. Le gusta de ella su orientación de la política monetaria, esa cautela y gradualismo con el que está manejando el proceso de normalización monetaria. Sin embargo, había un punto en el que discrepaban: mientras Yellen, artífice de todo el aparto regulatorio que se levantó tras la crisis sobre el sistema financiero con el objeto de abortar los excesos y conjurar los riesgos de una nueva gran crisis financiera, defiende la actual estructura normativa, Trump pretende desmantelar todo el trabajo hecho al exponer que tanta regulación restringe la generación de crédito y limita el potencial de crecimiento de la economía estadounidense.

Por eso, decidió finalmente reemplazar a Yellen y buscar a un candidato más afín con ese perfil: que siguiera la línea de Yellen en lo que se refiere a la política monetaria, pero contara con un carácter antirregulación. Y lo encontró en Jerome Powell. Él cuenta con una particularidad muy especial: quien será el gran amo del dinero en el mundo, el que manejará la maquinita de hacer dólares, no es un economista, sino que se ha movido en el mundo de la abogacía y en el selecto y arriesgado mundo de las firmas de inversión riesgo. Por tanto se trata, como le gusta a Trump, de un exitoso hombre de negocios, inmensamente rico, con una fortuna estimada de mas de 120 millones de dólares, buena parte de ella amasada como alto ejecutivo de Carlyle Group. Nadie que haya ocupado ese cargo ha llegado a él con tantos dólares en el bolsillo. Sin embargo, está lejos del academicismo de sus predecesores, Ben Bernanke y Janet Yellen.

Sin embargo, tampoco es nuevo en esas lides. Si se acercó a ese cargo fue gracias a Barack Obama. Pese a ser republicano, Obama lo nombró gobernador en 2012 luego de que un año antes, en el 2011, lograra convencer a los republicanos del Congreso que votaran a favor de elevar el techo de la deuda ante el riesgo de que, de no hacerlo, el país pudiera caer en suspensión de pagos.

Cuando el sábado Jerome Powell ocupe la poltrona de presidente de la Fed, se encontrará con una economía en ebullición. Janet Yellen ha logrado iniciar el proceso de normalización monetaria sin interrumpir la recuperación económica. Fue ella quien quien fue menguando los estímulos monetarios a través del “tapering” (el proceso de reduccion de los montos de compra de activos de la Fed), y quien comenzó a elevar las tasas de interés desde el suelo (un rango de entre 0.00-0.25%) a su actual nivel de 1.25-1.50%, es decir, cinco aumentos de tasas de 25 pbs. Ahí probablemente haya terminado su labor. El miércoles se estima que la Fed deje las tasas sin cambios y de aquí en adelante, el trabajo de Powell será gestionar la actual euforia. Todo va demasiado bien: la economía gana impulso alentado por el dinamismo del gasto de consumo y la reciente recuperación de la inversión fija; la inflacion, de forma sorpresiva, se mantuvo más baja de lo esperado en 2017; y los inversionistas, en ese contexto, no tienen miedo: compran activos de de riesgo, sean acciones y bonos de alto rendimiento, con el peligro de que se produzcan excesos en los mercados financieros y se conformen burbujas de activos. Por eso la Fed tiene que templar los ánimos y proseguir, con sumo tacto y cuidado, la tarea de reconducir las tasas de interés a niveles más neutrales. ¿Qué riesgos tendrá que calibrar el nuevo presidente de la Fed? Veamos algunos de ellos.

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El primero, por supuesto, es la inflación. Una de las incógnitas de la Fed es por qué la inflación tuvo un comportamiento tan bajo el año pasado. Ellos esperaban que las presiondes de demanda y salariales empujaran los precios hacia el objetivo de 2.0%, pero nada de eso sucedió. Pero ahora el mercado empieza a temer que, realmente, la inflación repunte con más vigor. El FMI revisó el pronóstico de crecimiento de Estados Unidos para el 2018 de 2.3% a 2.7% y la Casa Blanca sigue insistiendo en que, con el recorte de impuestos, se puede llegar al 3.0 por ciento. Con ese ritmo de expansión, lo más probable es que la tasa de desempleo descienda por debajo del 4% (actualmente es de 4.1%), algo que no sucede desde el año 2000. Por tanto, las presiones inflacionarias de demanda y salariales pueden arreciar en este 2018. A eso hay que sumar el aumento de los precios del petróleo y la reciente caída del precio del dólar, lo que encarecerá los productos importados. Por tanto, la inflación, esa variable que hasta ahora nos ha desconertado por su bajo comportamiento, deberá de vigilarse muy de cerca por si de repente nos sorprende con un repunte  inesperado que fuerce a la Fed a actuar con una mayor contundencia.

Eso parece que es lo que piensa el mercado de bonos, otros de los riesgos que la Fed debe calibrar. La tasa de 2 años cerró el viernes en 2.12% cuando en el verano rondaba 1.3%. La tasa de 2.12% es la más elevada desde los tiempos de la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, cuando la Fed se precipitaba a recortar las tasas de interés para evitar una Gran Depresión. Pero junto a la tasa de dos años, la de 10 años, que sirve como referencia para los préstamos de consumo y las hipotecas, también se ha disparado. La semana pasada acabó en 2.66% frente a una tasa de 2.04% a principios del año. Esa tasa, a su vez, es la más alta desde el 2014. Su repunte puede estar anticipando un aumento más agresivo de la Fed ante las presiones inflacionarias que está emergiendo, algo que tambien se observa si vemos la elevada demanda de bonos soberanos de Estados Unidos indexados a la inflación. A eso hay que sumar otras razones que pueden estar espantando a los inversionistas de bonos del Tesoro estadunidense: se especula que China comprará menos papel en represalia por la guerra comercial que amenaza Trump, que el Banco Central Europeo y de Japón atenúen su expansión monetaria, y que la adminstración estadunidense tenga que emitir más deuda para financiar un creciente déficit fiscal derivado del plan de recorte de impuestos de Trump. Así las cosas, se empieza a formar un consenso de que la tasa de 10 años se puede ir por encima de 3.0 por ciento.

Y aquí viene el tercer punto en discordia, el de la estabilidad financiera. ¿Aguantará Wall Street sus desmanes en caso de que la tasa de 10 años se vaya a 3.0 por ciento?. Nadie lo sabe. Y eso es lo que tendrá que calibrar Powell y sus colegas. Unos dicen que sí. Mientras la economía prosiga su expansión y los beneficios corporativos se sigan hinchando, sobre todo ahora que un dólar barato inflará las utilidades de aquellas multinacionales que repatrien sus utilidades, el rally proseguirá. Pero otros indican que ese nivel puede hacer tambalear a Wall Street y a la economía de Estados Unidos. Ahí se verán las habilidades de Powell.

 

*Director de llamadinero.com y profesor
de la Facultad de Economía de la UNAM.

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