Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

7 Mar, 2018

Panasonic

 

Convertir al mundo en un paraíso es la ambiciosa misión que se propuso el fundador de una célebre compañía japonesa de productos electrónicos. Para conseguirlo se fijó como plazo un lapso de 250 años, de los cuales hoy se cumplen los primeros cien.

“Los seres humanos necesitan tanto la prosperidad física como la espiritual. La religión es una búsqueda sagrada que guía a las personas a salir del sufrimiento para conseguir la felicidad y la paz mental. Los negocios también pueden ser sagrados, una vez que satisfacen las necesidades físicas que se requieren para el bienestar de la gente. Esa debería ser su misión principal”.

Pensamientos como éste le granjearon la fama de filósofo al empresario nipón Konosuke Matsushita, quien formuló las líneas anteriores en 1932, durante una visita a un templo. Ahí se inspiró para definir la encomienda que daría a conocer a sus empleados con estas palabras:

“La misión de un fabricante es superar la pobreza generando un suministro abundante de productos. Aunque el agua de la llave es un producto que tiene precio, nadie pone objeción si un transeúnte bebe agua del grifo a la orilla de la carretera. El líquido es abundante y su costo es bajo. La misión de un fabricante es suministrar productos tan abundantes y baratos como el agua de la llave.

“Así podemos eliminar la pobreza, traer felicidad a las personas y hacer de este mundo un paraíso”, expuso Matsushita a sus trabajadores, a quienes les trazó un plan a cumplirse en 250 años, divididos en 10 periodos de 25 años, cada uno de ellos divididos a su vez en tres fases de planeación de metas, construcción y cumplimiento pleno.

Matsushita aprendió esa línea de pensamiento en la escuela de la vida. Nacido el 27 de noviembre de 1894 en una aldea al sur de Osaka, fue el menor de una familia de ocho hermanos, cinco mujeres y tres hombres. Las penurias del negocio familiar de arroz lo forzaron a trabajar desde niño como dependiente en tiendas de calentadores y bicicletas. A los 15 años halló su vocación por la electricidad, contratado por la compañía de luz de Osaka.

Cinco años después se casó y decidió independizarse laboralmente, dedicándose a producir sus propios diseños de sockets, los cilindros huecos en los que se embonan los focos de luz, y que antes había sugerido a su anterior empleador sin que éste le hiciera caso.

Su negocio no tuvo mucho éxito al principio, lo que obligó a Matsushita a empeñar objetos personales de valor para adquirir los víveres indispensables para él y su familia. Pero gracias a un pedido grande que recibió para elaborar placas aislantes para ventiladores, el cual cumplió exitosamente, pudo comenzar a reunir el capital para fabricar en masa sus propios enchufes eléctricos.

Así, el 7 de marzo de 1918, Konosuke se mudó a una casa de dos pisos y ahí arrancó la empresa a la que bautizó como Trabajos de Manufactura de Artículos Eléctricos para el Hogar Matsushita. Arrancó con tres trabajadores: él mismo, su esposa Mumeno y su cuñado, Toshio Iue (éste último pasaría a la historia por haber fundado años después otra firma famosa, Sanyo).

Las tres habitaciones de la planta baja quedaron convertidas en el taller en el que Matsushita comenzó a vislumbrar el potencial de un mercado aún sin explotar para accesorios domésticos de alta calidad. Se desveló en las noches para perfeccionar sus ideas y de ahí surgió su primera innovación: un socket con dos enchufes, económico y popular.

Sus siguientes apuestas fueron un foco para bicicleta y otra lámpara cuadrada de baterías. Con esta última, en 1927, arrancaría la marca National, que en 1955 evolucionaría a Panasonic, con la que pretendía llevar su sonido a todo el mundo y que fue aplicada por primera vez a unas bocinas de audio. Actualmente ese sello es de alcance global e identifica a decenas de dispositivos y aparatos electrónicos.

Hace apenas 10 años, la matriz de la compañía dejó de llamarse Matsushita para convertirse plenamente en Panasonic, y su historia está ampliamente relatada en su página web, con motivo de su centenario. La celebración incluye un ambicioso plan de negocios y desarrollo tecnológico que anunció desde su keynote en enero pasado en el CES 2018 de Las Vegas.

Haciendo honor a su origen, el segundo cero del logo de los 100 años de Panasonic se convierte en una bombilla de luz, justo homenaje al hombre que hoy hace un siglo tuvo la virtud de que se le prendiera el foco.                  

                marco.gonsen@gimm.com.mx

 

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