Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

9 Abr, 2018

La calidad de las cifras turísticas del Banco de México

 

La credibilidad es un valor muy importante, pero si además caracteriza a una institución, en un país donde todos dudan de todos, resulta todavía más relevante y por ello para el Banco de México (Banxico), cuyo gobernador es Alejandro Díaz de León, es un activo casi tan valioso como sus reservas internacionales.

El turismo como una actividad que implica el intercambio global de personas, también reconoce el valor de esa credibilidad para la toma de decisiones.

Hay países que ignoran ese aspecto y un ejemplo es Rusia, pues además de las historias en las que está envuelto por la manipulación de la información ligada a los procesos electorales de otros países, su registro mismo es poco serio.

En la última década ha dado varias muestras de lo anterior y con una mano en la cintura ha retrasado el intercambio de información con la Organización Mundial del Turismo cuando los resultados no le son favorables.

México tiene una buena reputación al respecto, pues entrega sus datos a tiempo y además están respaldados por una institución como el Instituto Central.

El problema es que dichos datos son un subproducto de un trabajo estadístico, que tiene como propósito integrar la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.

Así es que junto con otros productos, bienes y servicios que México intercambia con diversas naciones, el turismo es uno de esos elementos que generan entrada y salida de divisas.

El registro de la Cuenta de Viajeros Internacionales, que se publica periódicamente, incluye insumos que son valiosos, pero insuficientes para quienes siguen el comportamiento de la actividad turística.

Aunque la seriedad de Banxico ha permitido hacer cambios metodológicos que han sido fácilmente aceptados por los expertos.

Un caso ocurrió en el sexenio pasado, cuando en el ámbito de la caída de viajeros provenientes de Estados Unidos; las entonces autoridades de la Secretaría de Turismo, con Gloria Guevara al frente, pidieron incorporar el registro de los viajeros que entraban por la frontera sur y que antes no se contabilizaban debido a que, para fines del registro de la balanza de pagos, eran estadísticamente irrelevantes.

El problema es que este trabajo no está hecho, como ya se dijo, para alimentar la información turística, lo que ha dificultado que se añadan otras preguntas valiosas para conocer más sobre esta actividad pues generarían costos y esfuerzos que rebasan la tarea de Banxico.

Es por ello que durante la administración de Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, ha habido un trabajo con las entidades federativas para mejorar la calidad de la información turística.

También se está evaluando que en el futuro toda esta información sea recabada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

El tiempo y las limitantes presupuestales han evitado concretar el proyecto, lo que eventualmente ocurrirá el próximo sexenio.

La respuesta que sopla en el viento, como en la canción de Bob Dylan, es si vale la pena perder esa credibilidad que tienen las cifras que hoy son procesadas por el instituto central.

 

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