AICM: ¿otra vez y otra vez y otra vez?

En cada ocasión que nos referimos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), que dirige el vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, por tarifas, bloqueos, saturación, servicios, no hay persona que no recuerde que el problema de fondo se origina y continúa siendo la decisión del Presidente de destruir el aeropuerto que se construiría en Texcoco sin liquidar la deuda que se había contratado para su edificación.

El tema que nos ocupa hoy es el incremento en tarifas de servicios aeroportuarios en 77%, aumento independiente del determinado para el TUA del AICM del próximo año.

Comienzo por recordarle la existencia de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), un organismo de las Naciones Unidas creado desde 1944 y en cuyo Convenio de Chicago se encuentran 193 países firmantes, entre ellos México.

Al ser un tratado internacional, su cumplimiento está en el más alto rango de las leyes mexicanas, sólo por debajo de nuestra Constitución. Pues la OACI exhorta a los Estados a seguir cuatro principios básicos para establecer tarifas en el sector aeronáutico: no discriminación, relación con costos operativos y estos con eficiencia, transparencia y consulta con usuarios.

Esas premisas no se cumplen en México porque el aumento no es para las aerolíneas, sino para todos los pasajeros que utilizan el AICM, y el objetivo central es remediar el déficit financiero que tiene el AICM, porque el TUA, el más alto, sirve para pagar los Mexcat, esto es, los bonos del NAIM.

El AICM es el principal hub aéreo del país y es muy rentable, pero requiere sanear finanzas estresadas por la falta de ingresos procedentes del TUA y, aunque recibe ingresos no aéreos por las rentas de espacios comerciales, resulta insuficiente para financiar sus operaciones.

Así que, a partir del año próximo, estaría cobrando casi 80% más por cada avión que aterriza y se estaciona en sus instalaciones. También, por si no sabía, cobra por cada pasajero que es revisado en su persona y su equipaje de mano antes de entrar a las salas para embarcar el avión, precio que también se plantea incrementar.

A lo anterior sume que la TUA que aplica por cada pasajero que sale de ese aeropuerto es de las más caras del país y del mundo. A partir de enero próximo, si el vuelo es doméstico, el cargo es de casi 29 dólares, y cerca de 55 si la salida es internacional.

La industria ha hecho ya fuertes pronunciamientos: la Canaero, la IATA, ALTA, el Colegio de Pilotos Aviadores de México y el CNET han demandado la revisión de estos incrementos y han externado, con preocupación, lo cara que resulta ya la terminal aérea.

De manera unánime se lee en sus comunicados que se están encareciendo los costos operativos sin justificación, porque ni mejoran capacidad ni mejoran servicio y los boletos de avión serán más caros.

Por si fuera poco, a partir del arranque de 2024 vienen nuevas restricciones y no será permitido operar más de 43 vuelos en cada hora saturada, cuando la capacidad de la terminal aérea le ha venido permitiendo, desde hace años, recibir 61 vuelos a la hora entre llegadas y salidas. ¿El efecto? Pues cuando la demanda es creciente, pero la oferta restringida, viene una subida de precios porque el mercado así funciona y, si agrega estos incrementos, la liga de esta industria tan estratégica está siendo estirada y la ruleta rusa puede, en cualquier momento, detonar en daños muy desfavorables para la competitividad, no de un aeropuerto, sino del país entero. Preocupante.

DE FONDOS A FONDO

#Boeing, el corporativo aéreo estadunidense, anunció a Stephanie Pope como vicepresidenta ejecutiva y directora de operaciones de The Boeing Company a partir del 1 de enero de 2024. Pope reportará al presidente y director ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun. Es un hito. Será la primera mujer en ocupar una posición de segundo rango en el top directors de la industria aérea global.