Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

4 Jun, 2018

¿Habrá TLCAN en 2018?

La pregunta se repite. La respuesta es “no en junio”, y lo dice Ildefonso Guajardo, secretario de Economía. Está consciente de que la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está en el punto en el que un negociador concede, pero el otro cede.

Además, los sectores económicos están atentos para evitar que sean utilizados como moneda de cambio, de uno y otro lado de las tres fronteras.

El sentido común no existe en esta negociación y tanto Enrique Peña en México como Justin Trudeau en Canadá, saben que el Presidente estadunidense, Donald Trump, está ejerciendo presión para obtener un sí. La negociación ya tiene un texto robusto, pero él no ha logrado salir con algo para mostrar como una victoria. Ése es el problema.

Lo que es notable es la baja estridencia del puntero en las encuestas, pues Andrés Manuel López Obrador, el dirigente de Morena, se volvió apoyador de Peña en sus recientes declaraciones para que concluya la negociación del TLCAN en esta administración, y no fue pose, es declaración inteligente.

De los temas pendientes, el menos explosivo es el de resolución de disputas en materia de inversión (capítulo 11) porque es problema del sector privado estadunidense, encabezado por el poderoso del Business Dialogue de Estados Unidos y presidente de la Cámara de Comercio de su país, Steve Donahue. Pero el aumento del arancel en acero y aluminio implica represalias y su notificación por Canadá y México se debe realizar bajo los términos del TLCAN vigente.

Eso las convierte en acciones quirúrgicas para que la USTR no obtenga el pretexto para que Trump se salga del Tratado, sin embargo, se impuso —como le comenté la semana pasada—, tras haber presentado la Sunset Clause (terminación del tratado cada cinco años a menos que las partes acuerden su continuación), como pase directo para el acuerdo de principio.

Le cuento: La decisión de aumento de tarifas entró al Docket BIS-2018-0002 para aluminio y BIS-2018-0006, y en ambos casos se describen las cadenas productivas de seguridad nacional a las que estará sujeta la aplicación arancelaria decretada por Trump, bajo la Sección 232 de la Ley de Expasión Comercial de 1962.

Por ejemplo, si los productos de aluminio y acero que se transforman en México prueban la importación de la materia prima (barita para el aluminio) de Estados Unidos, es probable que se excluya siempre que no se use para partes de avión, por ejemplo; pero si el planchón o varilla o lámina rolada de acero que se exporta a Estados Unidos desde México no tiene ningún elemento incorporado de origen del vecino país y se usa para fabricar una instalación militar o un barco, el arancel aplica.

Para Estados Unidos, según la investigación del Departamento de Comercio de Wilbur Ross, la medida no representa ni el 1% de impacto en costos en el proceso de fabricación de latas para refrescos.

Los dockets tienen cerca de mil 200 de peticiones de exclusión para aluminio y 11 mil 567 para acero, lo que supone una gran cantidad de peticiones y, si bien Ross, conocedor de la cadena en su parte primaria (mills), difícilmente tenía toda la información del impacto en el proceso, durante los dos meses de registro, pudieron estimar con precisión la afectación, con la convicción de que sería “limitada” para su economía.

En el caso de México, se estima de bajo impacto la medida para la Canalum, que lleva Ramón Beltrán, dado que somos importadores netos y, alto impacto en Canacero, de Máximo Vedoya, con dos mil millones de dólares en pérdidas.

¿Qué busca Estados Unidos? Muchas cosas específicas. No ha dejado de lado el asunto de la estacionalidad en producción agrícola, pero se ha abierto otra muy importante. Estados Unidos quiere la eliminación de la protección de mercado canadiense de la leche y sus derivados, pero no quiere abrir su mercado eliminando la ley que limita el ingreso de estos bienes a su mercado.

Las indicaciones geográficas aceptadas por México bajo el TLCUEM permitirán, en algún momento, limitar la entrada de productos derivados de leche de Estados Unidos y permitir los de otras partes del mundo, pues nuestro país es el décimo consumidor mundial de lácteos y derivados (leche en polvo, principalmente para Linconsa).

Mientras se negociaba con Estados Unidos la Séptima Ronda, la leche comenzó a crecer en la mesa de negociación y el capítulo laboral del sector agropecuario, como ocurrió en el de automotriz, también tomó relevancia para definir reglas de origen y aranceles.

Ése es sólo un ejemplo y son 10 los meses de negociaciones que han transcurrido, son muchos los cabos sueltos, pero el escenario actual es más complejo. ¿Si usted tuviera que poner dinero de su bolsa, le apostaría a que tenemos TLCAN o a que Trump lo impugna?

DE FONDOS A FONDO

Suman esfuerzos… A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente esta semana, cada vez más el sector privado y el ámbito académico están estrechando su colaboración para promover medidas en beneficio del medio ambiente. En este sentido, IEnova, que dirige Carlos Ruiz Sacristán, da cuenta de ello en su recién publicado Informe de Sustentabilidad 2017. Una labor muy destacada la llevan a cabo en Baja California, a través de Energía Costa Azul, empresa que este año cumple 10 de operación y 15 implementando el programa de monitoreo de mamíferos marinos en colaboración con el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y con la Universidad Autónoma de Baja California. También, de la mano de la UABC y pescadores locales, han implementado un programa de rescate y reproducción de organismos con alto valor ecológico y comercial. Iniciativas que demuestran que la conservación del medio ambiente y el crecimiento no son mutuamente excluyentes. Bienvenidas sean.

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