Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

12 Jul, 2023

Covid-19 dejó a Aeroméxico más fuerte que nunca: Conesa

El contexto en el cual el comité de dirección de Aeroméxico pidió optar por el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras estadunidense es una historia relevante, no sólo porque la crisis por covid-19 destruyó más de dos mil millones de dólares del capital de esa compañía, sino porque, a su amparo, salió fortalecida.

Andrés Conesa, su director general, compartió un bosquejo de lo que un novelista utilizaría para escribir un best seller, pero lo suyo son los negocios y la economía:

“No sólo remontamos, sino que en febrero de 2020 teníamos 125 aviones y vamos a cerrar 2023 con 150, generando más empleos, los mejor remunerados de la industria, sin ayuda del gobierno y después de cambiar absolutamente todos los contratos; fue la reestructura empresarial más importante de la historia de México”.

El máximo valor de Aeroméxico, recordó, fue de entre dos mil y dos mil 500 millones de dólares y eso perdió porque “nunca se pagaron dividendos y los accionistas llevaban apostándole muchos años”.

Ellos, Delta y ejecutivos como Conesa perdieron su patrimonio después de que el Consejo de Administración aprobó entrar al capítulo 11 para salvar la compañía y los empleos.

Fue una decisión que se tomó rápido, recordó, actuando con responsabilidad, como también lo hicieron los sindicatos; todos aportaron su parte, pero a nadie le gustó perder su dinero o sus prestaciones.

En febrero de 2021, Conesa y su equipo habían colocado un bono en Nueva York por 400 millones de dólares, fue su regreso a los mercados internacionales de capital y, paradójicamente, entonces oyeron de la amenaza de la pandemia de covid-19. Cuando Donald Trump anunció el cierre de los espacios aéreos de Estados Unidos, en Aeroméxico se tomaron decisiones que parecían extremas.

Recortes al salario a todos los colaboradores, 50% a los ejecutivos, aplicarles a las arrendadoras los rent hollidays, para no pagarles tres meses, desatando sus reclamos.

Esos ahorros bajaron de 300 a 200 millones de dólares sus gastos mensuales y los 400 millones que había en caja por el bono aguantarían apenas dos meses, así es que estaban tomando un “mejoralito” cuando necesitaban terapia intensiva.

Mientras tanto, tocaban puertas, les preguntaban a los funcionarios del gobierno si planeaban un rescate y respondieron que no, lo que, en retrospectiva para Conesa, fue la decisión correcta.

“Cuando se ponen en marcha los rescates públicos se dan tan rápido, que es difícil distinguir a las empresas viables y se comprometen las finanzas públicas, que hoy en México siguen siendo relativamente sanas”.

Conesa conocía a los dueños del Fondo Apollo, que entró con mil millones de dólares, ya bajo las reglas del Capítulo 11, como primero en la fila de los acreedores al momento de cobrar y lo hizo porque Aeroméxico era viable y entonces concretó un gran negocio.

Hoy, Aeroméxico tiene el compromiso de volver a la bolsa de valores cuando se den las condiciones de mercado, refrendó el director general.

Para él, las enseñanzas fueron precisas:

“Las crisis son oportunidades y, en lugar de llorar, es el momento de cambiar; hay que ajustarse a la realidad en lugar de negarla; reaccionar muy rápido y ser proactivo; aceptar que no siempre puedes crecer y que a veces te debes contraer”.

¿Y dónde nos deja esto parados?, se preguntó, “pues insisto en que Aeroméxico nunca había estado en un nivel más competitivo y más fuerte que ahora”.

 

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube