El parche no aguanta

Hoy, es claro que fue un error el acto fundacional de este gobierno. Cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco ha sido un error en todo sentido que se tomó desde el capricho político: hasta los tres asesores más cercanos al Presidente en ese tema se lo advirtieron.

En alguna mañanera, el jefe del Ejecutivo confesó que Carlos Urzúa, Javier Jiménez Espriú y Alfonso Romo le dijeron que era mejor seguir con el NAIM, pero que, tras una noche de insomnio, se le ocurrió una encuesta, en la que prácticamente nadie votó, para tomar una decisión que a más de cinco años sigue causando muchísimos problemas.

Para no irritar a los inversionistas internacionales se les pagó completamente a los proveedores por obras que, en el mejor de los casos, tenían una tercera parte de avance; sin duda un gran negocio para ellos. Por eso no hubo demandas ni quejas.

A los tenedores de 4 mil 200 millones de dólares en bonos garantizados por el TUA del AICM se les sigue pagando puntualmente y, por lo tanto, tampoco hay ninguna queja. El problema es que este dinero, que resultaría fundamental para la principal terminal aérea del país, se destina a nada productivo para los mexicanos, pero sí a inversionistas privados.

REMATE PAUPÉRRIMO

El AICM no tiene recursos suficientes. Cuando se le asignó a la Semar la operación, ellos buscaron que se les devolviera el TUA o que les dieran una partida presupuestal. Hasta donde se sabe, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, ya les informó que cumplieron con la orden presidencial y les comunicaron que no habrá recursos adicionales para la terminal aérea.

La terminal que dirige Carlos Velázquez Tiscareño ha estado haciendo punto menos que milagros. Ha cobrado a los que se les tiene que cobrar, disminuido gastos e incrementado la eficiencia; sin embargo, esta lucha es insuficiente.

Ha podido paliar problemas gravísimos como el hundimiento de la terminal, mantiene una lucha frontal en contra de los criminales (la semana pasada dieron un gran golpe a traficantes de drogas), ha puesto orden en la operación de las líneas aéreas y un larguísimo etcétera que podría llevar muchos párrafos de esta columna.

Sin embargo, no es suficiente. Los marinos que hoy operan la terminal aérea están dando una lucha en desventaja contra el crimen organizado. No tienen recursos suficientes para poner en total operación los escáneres o conseguir unos de mejor tecnología, por lo menos ésos están en proceso de licitación.

A pesar de que han puesto orden en los slots y horarios, que se ha obligado a las líneas aéreas de carga a salir hacia el AIFA a principios del mes próximo no ha resultado suficiente. La Canaero, que preside Diana Olivares, emitió un comunicado en el que expresan su miedo a una nueva reducción de operaciones por parte del AICM.

Más allá de que no hay evidencias concretas de que se va a tomar esta medida, sí es un hecho que la decisión de mover la carga no es una solución definitiva y que, por el contrario, está generando mayores problemas, como es que aún no permite regresar a la autoridad aeronáutica mexicana la Categoría 1 de la FAA y tensión operativa.

REMATE PUNTUAL

Difícilmente el Presidente y sus equipo pueden presumir que la decisión de no continuar el aeropuerto de Texcoco fue adecuada:

1.- No se combatió la corrupción, puesto que no había. No existe ninguna carpeta de investigación en contra de nadie vinculado al NAIM.

2.- Se favoreció a empresas privadas y se están desviando recursos, que deberían corresponder al AICM, a empresarios privados que no generan absolutamente nada.

3.- El AIFA simple y sencillamente no funciona, siguen teniendo pérdidas. La intención de darle vida artificial por la vía de obligar a los vuelos de carga a operar todavía no comienza, pero ya tiene efectos negativos, como la posibilidad de que Estados Unidos acuda a tribunales por la violación de acuerdos bilaterales.

4.- A pesar del gran trabajo que ha hecho el titular de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jorge Nuño, el gobierno de México sigue sin recuperar la Categoría 1, lo que afecta a la aviación mexicana, que sigue perdiendo terreno en el mercado internacional más importante del mundo.

No parece probable que, al menos en el muy corto plazo, el gobierno de México pueda cambiar la visión que tiene la autoridad de transportes de Estados Unidos, a la que no pudieron convencer, a pesar de haber invitado al secretario de Transporte de USA, Pete Buttigieg, a conocer el AIFA.