Inicia otro ajuste

Cuando el AICM tomó la decisión de recortar las operaciones diarias para luchar contra el problema de saturación, no contaban con que las líneas aéreas aumentarían la capacidad de sus aviones y ahora el problema de saturación en la terminal que dirige Carlos Velázquez Tiscareño es todavía peor.

Como el inicio de una serie de medidas que irán anunciando las autoridades de la SICT, encabezada por Jorge Nuño, se determinó que Aeroméxico dé las operaciones de la Terminal 1 y se concentre en la 2, que está concebida para ellos. No parece que se trate de un intento por dar vida al AIFA, dirigido por Isidoro Pastor, sino de una medida operativa de emergencia en la terminal de la capital del país.

Velázquez Tiscareño y su gente le pidieron a la línea aérea que encabeza Andrés Conesa que deje tres posiciones, donde, en promedio, se atienden 60 operaciones. El problema, dicen, es que están pidiendo que se haga muy rápido, pero no es un proceso tan fácil.

Mucho más allá de que tienen qué ver cómo acomodar estas operaciones sin afectar a los pasajeros, se deben cambiar gafetes, estaciones operativas, oficinas y hasta la señalética de las calles cercanas al aeropuerto para evitar confusiones.

Curiosamente, había quejas de los pasajeros por tener que tomar el trenecito y maniobrar en unas zonas que son verdaderamente pequeñas. Al final, si no hay demoras o problemas de ese tipo, los pasajeros de Aeroméxico saldrán ganadores.

El hecho es que, a pesar del gran trabajo del equipo de Velázquez Tiscareño, para el AICM no es la solución, pues requeriría hacer una tercera terminal y pistas que operen paralelamente, para lo que tendrían que recuperar el cobro del TUA, además de que el AIFA ha fracasado rotundamente como alternativa.

Sobre el AIFA, la respuesta es clara: hay quienes creen que la voluntad presidencial es superior a la del mercado. Si este aeropuerto no ha despegado es, entre otras razones, porque, para los pasajeros, es una peor opción que el AICM y, aunque no lo crean los populistas, el mercado manda.

En opinión del equipo de Pete Buttigieg, México estaría violando los convenios bilaterales en materia de transporte de carga, que establecen que las empresas podrán decidir libremente dónde aterrizan, mientras exista aduana en el aeropuerto. Como se recordará, el gobierno de México obligó a las empresas de carga dedicada a irse al AIFA, en un proceso que han prorrogado en, por lo menos, tres meses. No descarte que la SICT tenga que pedir otra prórroga.

Sin detenerme a considerar que es preocupante que alguien pueda tomar decisiones de ese tipo sin reflexionar y que esto suceda cuando es exhibido en redes sociales, habría que hacer algunos cuestionamientos adicionales.

Un vehículo se deprecia, por lo menos, el 30% de su valor tan sólo con sacarlo de la agencia; supongamos que García es suficientemente rico para que esto no le afecte, sin embargo, queda el problema del crédito.

Un financiamiento, ya sea en un banco o en otro otorgante de crédito, sólo puede cancelarse con el cumplimiento total del crédito, ¿va a seguir pagando a pesar de ya no tener el bien? Si usa el dinero en el que le tomaron el Audi, resulta que tendrá que pagar el remanente de la operación.

Alguien podrá decir que es el costo de tomar decisiones financieras sin pensar en las consecuencias. Siempre queda la otra posibilidad, que esto sólo lo haya hecho para salir de las críticas públicas, pero a un alto costo financiero.

Sea como sea, parece que, cuando menos, no es un asesor muy versado en temas financieros.

Ojalá sirva para que se moderen los que aplauden irracionalmente la fluctuación cambiaria.