David Páramo

Análisis superior

David Páramo

24 May, 2023

Juego de espejos

Muchos son los que simplifican que Germán Larrea y el Presidente decidieron medirse los tenis en una disputa en la que mucho tiene que ver el ego y el resentimiento, que no comienza ni termina con Ferrosur o la compra de Banamex; quedarse sólo ahí llevaría a cometer graves errores de apreciación. El Padre del Análisis Superior le da algunas guías para no caer en engaños y mentiras.

En el mundo de los negocios y, en menor medida en la política, las decisiones no se toman con base en las filias y fobias personales de los protagonistas. Tampoco en estados emocionales inestables.

Si bien alguien puede decir que Germán Larrea es más rico que los incas porque está considerado como el segundo hombre más rico de México, la realidad es que no se manda sólo por grande y poderosa que pueda ser su voz.

El jefe del Ejecutivo tampoco puede hacer lo que le dé la gana. La Constitución y las leyes son un contrapeso. Más allá de la discusión semántica entre expropiación, expropiación temporal u ocupación e instalaciones, temporal o permanente se tienen que cumplir ciertos procedimientos ante la ley entre los que está la indemnización.

Así que creer que el Presidente está enojado con Larrea por algo vinculado con Pasta de Conchos, en el ya muy remoto 2006 o las opiniones que expresó el presidente de Grupo México antes de las elecciones es trivializar todo a un asunto de egos entres dos personas.

Larrea le tiene que rendir cuentas a su Consejo de Administración, socios, accionistas y al mercado de valores. No es dueño del 100% de los títulos de la empresa. No es verosímil creer que si se enoja por alguna decisión del Presidente podría cambiar de opinión tan fácilmente como enviar una versión falsa a través de sus voceros oficiosos.

Si, por ejemplo, decide retirarse de la compra de Banamex tendría que hablar, no únicamente con los accionistas de Grupo México, sino con los fondos que le han venido acompañando en la operación, así como el pool de bancos que está dispuesto a prestarle hasta cinco mil millones de dólares para la operación.

Adicionalmente, tendrían que hacerse estimaciones en torno al impacto que tendría para ellos, no sólo en su valor de mercado, sino también en su posibilidad de generar valor para los accionistas. Los empresarios no logran amasar grandes fortunas guiándose por el hígado. Es fácil suponer que en estos momentos su equipo está analizando detenidamente los pros y contras financieros entre conciliar con el gobierno para recuperar la vía que les fue tomada o pedir una indemnización por la vía que sea necesaria.

REMATE POLÍTICO

Llevar todo al terreno de una aparente o soterrada animadversión personal entre los dos principales protagonistas de esta historia, es un terreno cómodo y fácil para el gobierno. Para ellos es tan conocido como dominado.

Para que el gobierno tomara el control de la narrativa, el Presidente utilizó un tuit tan falso como inverosímil según el cual Larrea se retiraría de la compra de Banamex, hasta entrecomillado usaron.

Dijo que se trataba de “una volada con el propósito de generar miedo, incertidumbre” y a partir de ahí arrancó en contra de los medios de comunicación de siempre. Logró, por lo menos, que, en un primer momento, las baterías se enfocaran en contra del presidente de Grupo México.

REMATE CUESTIONADO

Sin embargo, deja una duda, ¿fue un burdo mensaje de Grupo México? Si esta fuera la razón, resultó muy mala la estrategia puesto que antes de dos horas había sido totalmente desmentido, al grado que Citi declinó hacer cualquier comentario, toda vez que no movió en nada lo que se ha venido trabajando.

También le alcanzó al Presidente para filtrar una idea que puede parecer muy popular, pero que no tiene ningún sustento en la realidad. Dijo que si Larrea se retira de la compra de Banamex podría buscar una asociación público-privada para comprar la institución de crédito.

Hasta hizo unas cuentas. Dijo que el banco vale siete mil millones de dólares, pero que habría que descontarle más de dos mil millones de dólares en impuestos y que se podría pagar. Añadió que “se trataría de un negocio redondo” y recordó las ganancias que tuvo la banca el año pasado.

Hacer consideraciones sobre los mecanismos a través de los cuales se podría reunir el dinero o cómo sería su administración sería poco serio, puesto que es claro que se trata de una simple idea.

 

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