Optimismo por Pemex

La confirmación de que será Hacienda, encabezada por Rogelio Ramírez de la O, la que se encargue de la deuda de Pemex ha despertado sentimientos ambivalentes. A lo largo de esta administración, la calificación de la deuda soberana de México ha mejorado, mientras que la de Pemex ha empeorado. Dicho de otro modo, es mejor acreedor el gobierno federal.

Desde que se presentaron ante la comunidad financiera internacional, los de Hacienda, en aquel momento representados por Carlos Urzúa, Arturo Herrera y Gabriel Yorio, causaron una excelente impresión, no así los de la paraestatal que dirige Octavio Romero, quienes serán recordados por hablar del flow cash.

La relación de la dependencia que encabeza Ramírez de la O con la comunidad financiera ha sido punto menos que excelente, mientras que las críticas y dudas sobre la gestión del equipo de Octavio Romero han ido en aumento.

Directores generales de bancos le han dicho al Padre del Análisis Superior que si la deuda de Pemex está explícitamente avalada por el gobierno y es operada por Hacienda, no sólo es un negocio interesante, sino atractivo. En algún momento se ha analizado la posibilidad de crear un sindicato de bancos que sea el responsable de financiar los crecientes vencimientos de Pemex de corto plazo, siempre y cuando se trate directamente con Hacienda.

Por otra vía avanza la narrativa del gobierno y de la paraestatal. El Presidente asegura reiteradamente que los problemas de Pemex se deben a la irresponsabilidad durante el periodo neoliberal. Siempre añade que la estrategia de su gobierno es fortalecer Pemex.

REMATE POLITIQUERO

Sin entrar en consideraciones de índole político, porque no tiene mucho sentido, los datos duros demuestran que la situación de Pemex, hoy en día, es peor de la que tenía al final de la administración pasada. Tomando como referencia la valuación que tienen las principales calificadoras, como Moody’s o Fitch, la posibilidad de pago oportuno de las deudas ha disminuido porque la empresa estatal tiene un plan de negocios que no funciona. Es bueno recordar que las calificadoras no toman su decisión con base en filias o fobias políticas, sino en, de acuerdo con sus análisis, la posibilidad de pago oportuno de las deudas. No están en —como muchos llaman en este sexenio— la politiquería.

Es difícil que el Presidente decida cambiar la administración de Pemex a estas alturas, sin embargo, entre la comunidad financiera se ve con muy buenos ojos que ahora sea Hacienda la que se encargue de la deuda.

No obstante, creen que eso le corresponderá al próximo gobierno, puesto que, sin importar de qué partido sea, tendrá que dar un cambio radical en la manera en la que operan, ya que el actual no da resultados.

REMATE DUDOSO

Entre los miembros de la Asociación de Bancos de México, presidida por Julio Carranza, hay a quienes les incomoda, al menos en privado, el carácter particular que tiene el Banco del Bienestar, puesto que no tiene las mismas reglas que exigen la SHCP, el Banco de México ni la CNBV (encabezados respectivamente por Rogelio Ramírez de la O, Victoria Rodríguez y Jesús de la Fuente).

La institución que comanda Víctor Manuel Lamoyi parece estar en un limbo regulatorio. Por un lado, debería cumplir los estándares que tienen todos los bancos en el país, especialmente en los que tienen que ver con las operaciones de primer piso. Sin embargo, la evidencia apunta a que no es así. Existen limitaciones en cuanto a la cantidad de efectivo que puede haber en una sucursal, pero la utilización del Banco de Bienestar para distribuir programas sociales hace que deban tener cantidades excesivas de dinero en efectivo.

En días pasados se robaron siete millones de pesos de una sucursal en Michoacán, lo que parece ser un monto excesivo. Ninguna sucursal de un miembro de la ABM está autorizado para tener tal cantidad de efectivo.

REMATE CAMBIARIO

¿Se acuerda del drama tuitero de Jonathan Heath sobre la publicación del tipo de cambio fix? Todo era un tema de ajuste en sistemas y no la conspiración que imaginó el exótico subgobernador del Banco de México que, dicho sea de paso, se corrigió inmediatamente.