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CIUDAD DE MÉXICO.- Para el sector privado el monto de recursos del gasto público asignados al sector salud no ha sido sobresaliente, en medio de la grave crisis sanitaria, lo que ha tenido un impacto nocivo sobre el bienestar de los hogares.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), órgano asesor del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en temas económicos, recordó que en la primera mitad de 2021 el gasto del sistema de salud sólo fue tres mil millones de pesos superior al programado para ese lapso. Mientras que la sustitución del Seguro Popular por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) fue precipitada y su gestión está lejos de lo óptimo.
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Además, la decisión de modificar sus métodos de compra de medicamentos ha generado ineficiencia y escasez, desde 2019 y hasta la fecha. Todo ello ha tenido impactos nocivos sobre el bienestar de los hogares”.
A través de su análisis económico semanal indicó que dentro de los indicadores de carencias sociales, la mayor incidencia en el aumento de la pobreza provino de la falta de acceso a los servicios de salud, toda vez que el porcentaje de la población con esta carencia pasó de 16.2% en 2018 a 28.2% en 2020.
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En ese año 15.6 millones de personas carecieron de este servicio, al que sí tenían acceso en 2018”.
Reconoció que la pandemia afectó significativamente al sector salud, pero destacó que el aumento de la pobreza a través de esta carencia se puede atribuir a la deficiente gestión del sector.
Las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indican que en 2018 el porcentaje de la población afiliada al seguro popular fue de 42.1%, mientras que en 2020 la proporción afiliada al Insabi fue de 26.9 por ciento. “Esto significa que la transición de un sistema de salud a otro le costó la pérdida del servicio a 18 millones de personas”.
En tanto que la falta de servicio y la escasez de medicinas se refleja en el mayor gasto de las familias en salud. De acuerdo con la Encuesta Nacional Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), los recursos que las familias destinan a servicios de salud aumentaron en 40.5% real entre 2018 y 2020, mientras que prácticamente todos los otros rubros de gasto sufrieron reducciones.
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La caída del ingreso de los hogares, sin duda resultado en gran parte por el cierre de la actividad económica, propició que el porcentaje de personas que no contó con los recursos suficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias, aumentara de 49.9% en 2018 a 52.8% en 2020, lo que significó 5.1 millones de personas más en pobreza por ingresos”.
La pérdida de empleos y la dificultad para recuperarlos se acentuó más en los segmentos que menos tienen. No son buenas noticias para el país y su bienestar”.
Por: Karla Ponce
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