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CIUDAD DE MÉXICO.
Las crisis económicas de gran profundidad como las que ocurrirán en México y el mundo este año por causa del coronavirus hacen retroceder al país, cuando menos, entre 8 y 10 años en sus esfuerzos de combatir la pobreza, manifestó José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El funcionario destacó, en entrevista con Excélsior, que de acuerdo con datos del organismo, en la crisis de 1995 el Producto Interno Bruto se contrajo 6.3%, situación que detonó que la pobreza por ingresos se elevara de 52.4 a 69% de la población, lo que implicó que 17 millones de mexicanos se sumaran a la situación de pobreza.
Asimismo, con la contracción económica de 6.3% de 2009, la pobreza por ingresos en su medición multidimensional se elevó de 49 a 52% de la población, lo que implicó 4.9 millones de personas más con un ingreso inferior a la línea de pobreza entre 2008 y 2010.
Para el caso del primer choque económico (1995), al país le tomó ocho años regresar a los niveles precrisis, pues fue hasta 2002 que alcanzó 50% de la población en pobreza por ingresos.
Y después de la crisis de 2009, tuvieron que pasar 10 años para que México recuperara los niveles previos al choque, pues hasta 2018 fue que se ubicó en 48.8% de la población.
El funcionario señaló que la transmisión del choque sanitario y económico del COVID-19 hacia la pobreza se verán reflejados, principalmente en los componentes de ingresos, la carencia por alimentación y la carencia de seguridad social.
Cruz explicó que el trabajo es la principal fuente de ingresos de los hogares, y que la parálisis de muchas empresas hará que se pierden empleos o se pague menos salario.
Añadió a este problema el que proviene de Estados Unidos, que también entrará en una crisis, lo cual hará que se contraigan las remesas que se envían a México.
El ingreso de muchas familias también dependerá de qué tan rápido se pueda recuperar el mercado laboral en Estados Unidos, para compensar las menores remesas en abril y mayo”, explicó José Nabor Cruz.
El funcionario añadió que la pérdida de poder adquisitivo del ingreso hará que la ausencia de seguridad alimentaria también pueda aumentar.
En la crisis de 2008-2010, la única carencia que aumentó de manera puntual fue la carencia alimentaria. Habrá que tener mucho cuidado con el efecto que pudiera haber en el poder adquisitivo del ingreso de los trabajadores, que pudieran restringir la compra de la canasta alimentaria de consumo”, explicó Cruz.
Asimismo, Cruz expresó que la otra dimensión que probablemente se vea afectada en la medición de la pobreza es la carencia de seguridad social. “Dependiendo qué tan profunda sea esta crisis y qué tantos empleos formales se pierdan, por la heterogeneidad de nuestro mercado laboral, es bastante probable que se eleve también la carencia de seguridad social”, manifestó quien dirige el Coneval.
José Nabor Cruz explicó que hay varios elementos que se pueden hacer para amortiguar el impacto en la pobreza de la crisis económica que ocasionará el coronavirus.
El primero es el control de la inflación, a cargo del Banco de México, elemento que sin duda ayudará a aminorar la pérdida de poder adquisitivo del ingreso.
La crisis de 1994-1995 fue más severa en el corto plazo que la de 2008-2009 porque tuvo también un proceso inflacionario muy fuerte. Si el Banco de México logra controlar la inflación, en niveles incluso que pudieran ser ligeramente por encima del 4%, pero que no se dispare, estará haciendo una gran contribución para aminorar el impacto en la caída del PIB y del empleo”, expresó José Nabor Cruz.
El segundo tiene que ver con la coordinación intergubernamental para atender la emergencia sanitaria y económica, con el fin de que entre los niveles de gobierno no se dupliquen esfuerzos en los programas de apoyos que se puedan implementar hacia familias y empresas.
El gobierno federal está apostando a apoyar a adultos mayores y jóvenes. Los gobiernos estatales podrían apuntar sus esfuerzos, por ejemplo, a establecer pequeños seguros de desempleo o una renta básica moderada. La idea es no duplicar esfuerzos para apoyar a un mayor número de personas”.
Explicó que es probable que el impacto de la crisis económica sobre la pobreza no sólo se dé entre la población vulnerable (45.3 millones de personas), sino también incluso en la población no pobre y no vulnerable (27.4 millones de personas), en la medida en que el choque económico afecte de forma significativa al empleo formal.
José Nabor Cruz expresó que reducir la informalidad es la mejor manera de combatir de forma estructural la pobreza en el país.
La crisis económica que ocasionará el coronavirus en México pone en evidencia la necesidad de que el país cuente con urgencia, un padrón universal de beneficiarios de programas sociales y también de empresas, con el fin de que el gobierno pueda reaccionar de forma adecuada en los apoyos que debe proveer a la sociedad, afirmó José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Coneval.
El funcionario explicó que aquellos países que cuentan con padrones universales pueden reaccionar de mejor manera ante una crisis.
Lo vemos en países europeos como Francia o Alemania, que tienen claro a quiénes dirigen sus apoyos sociales, y tienen también casi universalizado su padrón de contribuyentes. Por eso saben cuánto pueden destinar para enfrentar una crisis”.
Por lo anterior, el secretario ejecutivo del Coneval expresó que una tarea que deberán emprender los gobiernos federal, estatales y municipales, una vez superada la emergencia sanitaria, es crear un padrón universal de beneficiarios para que no haya duplicidad en programas sociales.
Tenemos el caso de Aguascalientes, que ya creó su padrón universal con el apoyo técnico del Inegi. Jalisco, Yucatán y Oaxaca también han avanzado. Pero falta que las demás entidades lo hagan. Implica, eso sí, ejercer un gasto para hacerlo, pero es un camino necesario para mejorar las acciones de desarrollo social”, comentó.
Para el padrón de contribuyentes, dijo que es necesario crear incentivos para que más personas físicas y morales se integren. “Muchas empresas deciden no inscribirse para no ser fiscalizadas. Pero hoy lo podemos ver al revés: si estuvieran inscritas, hoy el Estado sabría cómo ayudarlas. También se deben generar beneficios para que más negocios se afilien”.
cva
