Edgar Amador

Edgar Amador

2 Ago, 2021

Covid malo y variante Delta desalmada

 

 Solemos humanizar lo que vemos. A covid, por ejemplo. El virus lo que busca es reproducirse, no matarnos. Cada muerto por covid es un callejón sin salida para el bicho, pues muere junto con su huésped. Covid no es malo ni perverso: busca reproducirse, no aniquilarnos. La variante Delta de covid, con su mayor carga viral y mayor capacidad de contagio, muestra la habilidad de los virus para adaptarse. Y es eso, capacidad de adaptación, lo que las sociedades y las economías están necesitando.

Hartas de muertes y de encierros, las sociedades se resisten a hacer lo necesario para limitar la pandemia: una mezcla de estupidez y falta de cultura científica provoca que en países avanzados, como Estados Unidos, e incluso en naciones seculares, como Francia, la oposición a la vacuna repliegue los avances contra covid al permanecer una gran parte de la población sin vacunarse, permitiendo el desarrollo de nuevas variantes.

En todo el mundo los datos muestran que la variable Delta es responsable de un aumento agudo de los contagios y el incremento notable de las muertes entre la población no vacunada. También muestra que las vacunas son eficaces; la letalidad del virus entre los vacunados parece ser apenas una quinta parte respecto de la que aqueja a los no vacunados.

Pero el efecto neto es inequívoco: los contagios se disparan, las camas en hospitales se saturan, el personal médico se colapsa y los gastos en salud regresan a niveles vistos durante las etapas iniciales de la pandemia. Hasta ahora se ha decidido no regresar al confinamiento y limitar la apertura económica, pero el costo ha sido la propagación renovada del virus y sus secuelas sanitarias. Lo anterior tiene dos implicaciones económicas hacia adelante, que parecen estar siendo anticipadas por el mercado de bonos: el rebote económico poscovid podría no ser tan potente como parecía hace un par de meses, y el repunte inflacionario podría ser pasajero, dado el menor empuje de la demanda y el consumo.

Hasta ahora los mercados de bonos no están señalando una recaída del PIB. No señalan una nueva recesión, pero la baja en las tasas de largo plazo y el hecho de que las tasas reales (una vez descontada la expectativa de inflación) sean negativas, sugiere que los calculadores inversionistas de bonos están esperando una moderación del repunte económico que tan fuertemente regresó el primer semestre de este 2021.

Nada garantiza que las apuestas patentes en el mercado de bonos se materialicen. Los mercados pueden equivocarse y recalcular las expectativas conforme se publiquen datos nuevos, pero sentados hoy aquí, parece que los inversionistas apuestan a que la resistencia de casi la mitad de los estadunidenses, entre otros factores, dificultará la salida de la pandemia y la apertura plena de la economía.

Nuestro Banxico, que acaba de subir sus tasas de referencia, es de los pocos bancos centrales que han reaccionado a los datos recientes de inflación moviendo sus tasas. La Fed y el Banco Central Europeo, por ejemplo, no sólo no han movido sus tasas, sino que han mencionado que actúan porque calculan que la reflación reciente es temporal.

No es muy claro quiénes están en lo correcto: si los que actúan como nuestro Banxico, o los que actúan como la Fed. Es comprensible: desconocemos cómo mutará el maldito virus en el corto y mediano plazo; ignoramos cómo se comportará la población no vacunada y no sabemos si las vacunas aplicadas serán efectivas ante nuevas variantes. Si bien la vacunación ha disminuido el riesgo sanitario, la incertidumbre económica no ha desaparecido.

La probabilidad implícita del mercado para que la Fed suba sus tasas muestra a marzo de 2023 como la fecha posible, casi 20 meses después que nuestro Banxico. La Fed (sabremos si correcta o incorrectamente en el futuro) ha preferido ser tolerante con la inflación a correr el riesgo de interrumpir una recuperación que podría ser frágil y sucumbir a un alza de tasas.

Las cifras de hospitalizados es la máxima de los últimos cinco meses en casi todos los países que han reabierto y los gobiernos apuestan a que la vacunación masiva evitará un reencierro. Tal es la apuesta del mercado de acciones, aunque el mercado de bonos, sin ser catastrofista, prefiere ser más cauto.

 

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