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Petróleos Mexicanos (Pemex) se encuentra en uno de los momentos más difíciles de su historia, pues, a pesar de los apoyos millonarios que ha recibido por parte del gobierno federal, se mantiene como la petrolera más endeudada del mundo, con resultados financieros negativos, mientras que sus niveles de extracción de crudo siguen bajando, entre otros problemas.
Ante esto, expertos del sector consideran necesario hacer cambios radicales que permitan a la empresa solucionar parte de sus problemas, como lo es una revisión en su estructura corporativa, dejar de lado proyectos que no son rentables, hacer planes de negocios de largo plazo para que puedan trascender a cada sexenio, una reforma fiscal adecuada para el país e incluso retomar las asociaciones con empresas privadas para mitigar riesgos.
En entrevista, Fluvio Ruiz, exconsejero independiente de Pemex, aseguró que, desde la crisis de los años 80, la empresa cambió su papel en el modelo de desarrollo económico de México, pues pasó de ser la responsable de garantizar la disponibilidad de hidrocarburos y sus derivados, a convertirse en la principal fuente de ingresos fiscales, generando un importante daño fiscal e incluso operativo.
“Pemex está en un momento muy difícil, hay una acumulación de problemas porque durante muchos años la empresa fue el sustituto de una reforma fiscal que este país ha pospuesto por 50 años. Ahora se olvida que la empresa pagó durante décadas impuestos diarios, semanales y mensuales”, esto de acuerdo a las necesidades y gasto corriente de cada gobierno.
Dijo que aun cuando se ha reducido el porcentaje y condonado algunos meses del pago por Derecho de Utilidad Compartida (DUC), Pemex se mantiene como el principal aportador de recursos fiscales para el gobierno.
Por ello considera necesaria “una reforma fiscal, que haga que el Estado mexicano recaude al menos, como proporción del Producto Interno Bruto, lo que recaudan otras naciones de América Latina, que es de alrededor del 21%, mientras que México recauda sólo el 16%”.
Otro de los puntos es definir es el papel que tendrá la industria petrolera y Pemex en el desarrollo económico, así como dejar que se convierta en una verdadera empresa con autonomía de gestión y presupuestal, de lo contrario siempre estará abierta la posibilidad de que sea usada en momentos de dificultad de las finanzas públicas y como factor de ajuste en las cuentas nacionales.
Un excomisionado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) que prefiere no ser nombrado, aseguró que uno de los grandes problemas de Pemex es el de que sus metas principalmente de producción y desarrollo, pues estas sólo se adecuan a las necesidades y estrategias políticas de cada sexenio, por lo que es necesario que se implemente un plan de negocios de largo plazo.
Consideró inevitable que se le permita a la empresa de volver parte de sus asignaciones, pues, además de que no tiene dinero para explotarlas de manera adecuada, muchas de ellas no son comercialmente rentables.
Dijo que existen pendientes importantes, como es el caso del campo “Zama, por el que se luchó tanto por tener ese descubrimiento para hacer el desarrollo. Finalmente lo tuvieron y está parado (el proyecto) y ya lo mandaron dos o tres años más adelante”.
Otro de los puntos que se consideran inevitables es una revisión de su estructura corporativa para determinar si es lo mejor de acuerdo con las necesidades del país, además de impulsarla para que pueda incursionar en proyectos de exploración y producción en el extranjero, a fin de capitalizar su experiencia y capacidades.
Por Nayeli González
