José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

27 Jul, 2018

¡Cuidado con los elogios de Trump!

En una reunión para revisar su estrategia sobre lo “hecho en EU”, parte de su campaña para engrandecer de nuevo a su país, Donald Trump dijo que “el nuevo Presidente (de México), excelente persona..., hizo un gran trabajo..., (en su tierra) tienen mucha confianza en él, y estamos hablando para hacer algo dramático, muy positivo para ambos países (sic).”

Tales lisonjas responden a la carta que el próximo Presidente envió a Trump, quien concluía diciendo que “...ambos sabemos cumplir lo que decimos y... sabemos (obedecer) a nuestros votantes (sic)”. Trump contestó con elogios y una amenaza: o ultimamos el TLC ya, es de suponer que en sus inaceptables términos, o “tomaremos un camino muy distinto”, ¿más estorbos al comercio?

Entiendo la primera misiva como el intento por congraciarse con Trump, como lo intentaron otros líderes como Theresa May, del Reino Unido; Shinzō Abe, de Japón; Emmanuel Macron, de Francia; Xi Jinping,

de China y Justin Trudeau de Canadá, sólo para ser traicionados y agredidos por el demagogo.

Por contraste, su elogio a repelentes dictadores es infatigable, como lo muestra su abyecta inmolación ante el tirano ruso Vladimir

Putin en Helsinki, lo que ya había hecho previamente con el deleznable Kim Jong-un de Norcorea, a quien expresó su aprecio a cambio de nada, y mostró su envidia porque su pueblo ¡“escuchaba con respeto” cuando él hablaba!

Trump felicitó a Rodrigo Duterte, el sátrapa de Filipinas, “por la increíble labor que lleva a cabo para enfrentar el problema de la droga”, en alusión al asesinato extrajudicial de 6 mil sospechosos de trasegar y consumir drogas, hundiendo al país en su peor crisis de derechos humanos en muchas décadas.

Lo mismo hizo con Recep Erdogan, el autócrata turco que se aleja cada vez más de una sociedad seglar, republicana y democrática, y a quien le dio “las mejores calificaciones” y felicitó en su última reelección, mientras que su Departamento de Estado juzgó que el proceso estuvo plagado de atropellos.

Respecto al presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi, Trump dijo “estamos de acuerdo en tal cantidad de cosas..., que no quiero dejar duda que lo apoyamos muchísimo. Ha hecho una labor fantástica…”, al tiempo que el Departamento de Estado denunciaba su reiterada violación a los derechos humanos. Expresó su admiración por el populista Viktor Orban, hombre fuerte de Hungría, quien cambió la Constitución para reducir la autonomía del poder judicial, restringir la libertar de expresión, y modificar el sistema electoral para asegurar que no haya oposición viable que le arrebate el poder, al tiempo que abraza el antisemitismo como táctica política y ensalza a exlíderes nazis.

Este inventario de insultos a los aliados tradicionales de EU y elogios a los déspotas por parte de Trump podría seguir al infinito, pero más vale intentar escudriñar qué significa su propósito de hacer algo “dramático” con el próximo gobierno de México, y su respuesta a la epístola recibida.

Yo creo que se refiere al tema tratado la semana pasada en esta columna: acordar que México se defina como “tercer país seguro,” a pesar de no serlo, para que EU rebote a los centroamericanos en busca de asilo humanitario en ese país de regreso al nuestro sin mayor trámite o dilación. Lo que está aún menos claro es a cambio de qué estaría el gobierno de México dispuesto a aceptar tal imposición, pues entre sus amenazas y la falta de aptitud para alterar los inadmisibles términos que han hecho imposible llegar a un acuerdo en la renegociación del TLC, no se ve nada bueno para el país. 

Tendremos que esperar a ver lo que ofrecen los negociadores, mientras que al próximo presidente toca definir si le conviene seguir la vía autocrática que ha elegido, para elevar la posibilidad de ganar el afecto de Trump.

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