3 escenas en 7 años y un gran potencial

Tres escenas antes de que termine esta década. En la primera, China bloquea o invade a Taiwán, provocando que la desvinculación entre EU y la nación asiática se acelere ante la posibilidad real de una crisis militar. En la segunda, la IA regenerativa se convierte en una realidad cotidiana para cientos de millones de personas alrededor del mundo, con asistentes virtuales en sus dispositivos móviles que les ayudan a gestionar trabajo, vida social y vida íntima. En la tercera, la aceleración del calentamiento global impulsa el avance de las tecnologías renovables, la electromovilidad y la innovación en torno a la gestión rigurosa del agua. Estas escenas plantean grandes oportunidades y desafíos para México.

OPORTUNIDAD

2030 está tan lejos como lo estuvo 2016; no muy lejos, en realidad. Según un estudio de la Asociación de la Industria de los Semiconductores y Oxford Economics, para 2030 EU requerirá 3 millones 850 mil personas con habilidades técnicas, ingenieriles y de ciencias de la computación. Estiman que habrá un déficit de 1.4 millones en estos nuevos trabajos. Calculan que sólo a la industria de los semiconductores le faltarán 17 mil perfiles a nivel maestría y doctorado, lo que les preocupa, pues ven la política migratoria actual como un obstáculo. El estudio no menciona que esto generará inflación en los salarios y, aunque se flexibilice la política migratoria de EU, habrá una gran demanda de la industria tecnológica en busca de opciones atractivas. En la entrevista que hice a la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, me dijo que México gradúa 120 mil profesionistas y 170 mil estudiantes de educación media superior al año. Esto es una de las principales ventajas comparativas del país y una gran oportunidad para instituciones o compañías que puedan reforzar la formación de miles de jóvenes, que permitirá que el proceso de integración y adaptación de las compañías que lleguen o surjan en México sea más eficiente. Será de gran ayuda que las universidades públicas y privadas continúen el esfuerzo de alinear sus programas con las especializaciones que demanda el mercado.

NUEVA INDUSTRIA

Aunque en 1994, cuando entró en vigor el TLCAN, había algunas empresas automotrices en México, el país no figuraba entre los 10 primeros productores de vehículos a nivel mundial, con 1 millón 97 mil unidades aquel año, lo que es equivalente a lo que se produce hoy en cuatro meses. Así como hace 29 años no se advertía que México podría convertirse en un jugador clave en la industria automotriz, hoy no es evidente que el país pueda convertirse en una potencia en las cadenas de valor tecnológicas. Pero la oportunidad es enorme. De acuerdo con un análisis de Morgan Stanley, México podría captar 38 mil mdd en comercio si logra absorber el 10% de las exportaciones chinas en materia de software y tecnologías de la información. El análisis de Morgan Stanley no considera el auge adicional que generarán las nuevas tecnologías. De ahí que la segunda misión que vendrá de Taiwán muestra el potencial que ven otras empresas y la urgencia por el riesgo de rompimiento de el vínculo China-EU.

NUEVAS GEOGRAFÍAS

Una de las áreas geográficas que podría transformarse en lo que resta de esta década es el sur-sureste, una región que tiene los peores indicadores de prosperidad y desarrollo social. En este contexto, el Corredor Interoceánico puede ser un catalizador, junto con otros estados como Yucatán, que ha tomado un fuerte impulso para atraer nuevas inversiones. Además, el Corredor puede habilitar nuevos mercados de exportación, dado que hoy dos terceras partes del comercio con EU se concentra en California y Texas, por lo que la Costa Este puede convertirse en un nuevo mercado para manufacturas y productos agrícolas. A esto se suma la extraordinaria tracción que está generando Nuevo León.

LOS SIGUIENTES 18 MESES

Aunque la mirada está centrada en los finales de esta década, muchos de los cambios necesarios para que México aproveche la coyuntura que se dibuja tendrán que ocurrir en los próximos 18 meses, que corresponden al final de la actual administración. La tracción que logre el Corredor Interoceánico y la definición de rumbo que haga el próximo líder de México serán fundamentales. A pesar de que las tres escenas del inicio de la columna pueden tener un giro distópico y que el ruido político 2024 en México y EU pueden dislocar el potencial, soy optimista.