Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

11 Feb, 2023

Banxico y la confusión inofensiva

La Junta de Gobierno del Banco de México comenzó 2023 con el pie derecho al incrementar la tasa de referencia en 50 puntos base. Aunque los argumentos estaban ahí, ninguna de las 33 áreas de análisis consultadas por la Encuesta Citibanamex, que se publicó el 7 de febrero, atinó a proyectar que el banco central podría meter el acelerador, ello a pesar de que ya se había dado a conocer que en la primera quincena de enero la inflación había acelerado. En mi caso, consideré que tanto Jonathan Heath como Irene Espinosa podrían votar por los 50 puntos base y por ello me pareció doblemente positivo que los cinco miembros de la Junta de Gobierno hayan votado de manera unánime por la decisión. Hasta que se publiquen las minutas el próximo 23 de febrero podremos intuir cómo se desarrolló la discusión, pero el resultado neto es positivo y refleja positivamente el liderazgo de Victoria Rodríguez Ceja y el talante de Omar Mejía Castelazo, quien va arribando como miembro del órgano de decisión.

EL ARGUMENTO

El dato de la inflación subyacente en enero es un elemento contundente para justificar la decisión, tuvo una variación de 0.71 por ciento, que fue la más alta para un mes de enero desde 2014 por lo que a tasa anual la llevó a 8.45 por ciento, con lo que se instala en una dinámica de zigzag. Alguien podría argumentar que la segunda quincena ya no mantuvo la inercia de aceleración de la primera quincena de enero o que bastaba endurecer el lenguaje del comunicado para que el mercado normara su expectativa, también se podría decir que ya se daba por descontado y no valía la pena tomar el riesgo al aumentar 50 puntos base. Sería interesantísimo saber qué opinó la Secretaría de Hacienda, que tiene voz sin voto en las reuniones de política monetaria, pero el hecho es que los banqueros centrales hicieron a un lado cualquier sutileza y con ello disiparon las dudas de que la inexperiencia los haría actuar con timidez. 

LA CONFUSIÓN

En la conferencia del viernes por la mañana le preguntaron al presidente López Obrador su opinión acerca de la inflación y mostró que no maneja los datos con soltura al responder:

Presidente: –Sí, yo creo que ya es el último incremento, que, por cierto, no fue muy superior a lo que se esperaba, no llegó a un punto, está en 7.7.

Reportera: –En 7.91 anualizado.

Presidente: –Sí, anualizado, pero en el mes.

Después volvió a la idea de que el Banco de México debería pensar en el crecimiento y citó algunas de las acciones de su gobierno, como el “subsidio” al precio de las gasolinas, etcétera, confundiendo las acciones de política económica e industrial con las acciones que puede tomar un banco central con la política monetaria.

LA ACLARACIÓN

Unas horas después, de manera respetuosa y didáctica, Jonathan Heath explicó en algunos tuits que el mandato del banco central contribuye al crecimiento económico conteniendo la inflación. No faltarán las voces que consideren que el Presidente lo puede interpretar como una provocación, como en su momento le ocurrió a Gerardo Esquivel cuando aclaró las leyes que norman el remanente de Banxico. Yo creo que es importante que Jonathan Heath tome la estafeta y explique a la sociedad por qué es importante contener la inflación, que es una condición indispensable de un crecimiento sostenido y sano.

RECONOCIMIENTO

Aunque el Presidente ha mostrado una y otra vez que le resulta ajena y confusa la política monetaria, hay que decir que se ha dejado asesorar y los nombramientos a la Junta de Gobierno han sido responsables. Cuatro de los cinco miembros fueron propuestos por él y el jueves los banqueros centrales dieron muestra de su autonomía. Además, el propio López Obrador siempre remata este tipo de comentarios afirmando que el Banco de México es autónomo. Hay una duda razonable de que podría tratar de plantear un plan B para incluir en el mandato del banco central algún elemento que tenga que ver con el crecimiento, sin embargo, una propuesta de esa naturaleza sería retirada en segundos ante las primeras reacciones de nerviosismo reflejadas en el tipo de cambio.

A diferencia de otros liderazgos autoritarios, como el de Turquía, el presidente López Obrador no ha querido inventar el agua tibia y ha respetado al Banco de México; eso sí, con algún exabrupto menor.

 

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