Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

24 Abr, 2021

Congelados en la agenda climática

Una de mis primeras pasiones fue subir montañas nevadas, y como en México las únicas nevadas que tenemos son el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Citlaltépetl, un fin de semana sí y otro también subía a los volcanes, sobre todo al Iztaccíhuatl, dado que el Popocatépetl quedó cerrado a finales de 1994. Una de las tantas veces que fui al Iztaccíhuatl, un amigo y yo decidimos no encordarnos al llegar a la panza. Sin embargo, cuando habíamos avanzado un cuarto del glaciar nos comenzó a dar miedo caer en una grieta ya que era más del medio día y el sol comenzaba a derretir la nieve. Probablemente exageramos en nuestra cautela y un trayecto que normalmente nos habría tomado 40 minutos lo hicimos en dos horas por ir sondeando con los piolets la presencia de las grietas. Todo ello viene a cuento porque me ha causado una profunda impresión la placa que colocaron esta semana investigadores de la UNAM para dejar constancia de la desaparición del glaciar del Ayoloco, en el Iztaccíhuatl, como consecuencia del calentamiento global. Todo ello me hace darme cuenta, en una dimensión individual, que 20 años no son nada y que las consecuencias del cambio climático son aceleradas e irreversibles.

 

LA CUMBRE

Esta semana que termina estuvo marcada por la agenda de la Cumbre de líderes sobre el cambio climático, que fue convocada por Joe Biden, para revitalizar la discusión y renovar los objetivos y compromisos para mitigar el cambio climático. A diferencia de momentos pasados, en esta ocasión el liderazgo de Biden al plantear para su país un compromiso de reducir en 50 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero, para 2030, ha provocado que muchas corporaciones comiencen a ver el fenómeno como una oportunidad de negocios enorme, lo cual me hace más optimista en cuanto al avance de la agenda verde.

 

HASTA LAS PETROLERAS

Un hecho que pasó desapercibido es la apuesta de 100 mil millones de dólares que anunció la petrolera ExxonMobil para utilizar su capacidad de retirar carbono de la atmósfera y almacenarlo en el subsuelo del Golfo de México. La compañía estima que el mercado del retiro de carbono tendrá un valor de 2 billones de dólares para 2040, es decir, casi dos economías como la mexicana. Y Exxon no está sola en su ambición. De acuerdo con el Wall Street Journal, Chevron está desarrollando proyectos similares; la francesa Total también tiene proyectos de ese tipo en la costa de Noruega, y BP busca hacerlo en Reino Unido y Australia. La clave para el éxito de ésta y otras opciones pasa por generar un mercado global de bonos de carbón que asigne un precio a la externalidad que implican las emisiones de dióxido de carbono. De alguna forma, este proceso ya comenzó de manera indirecta con definiciones como la de Blackrock, que hacen más costoso el financiamiento para aquellos que opten por ignorar la agenda verde.

 

SERÁ LA INNOVACIÓN

Es indudable que hay progreso en la agenda verde en lo que va de este siglo, no obstante, tienen razón los y las jóvenes activistas como Greta Thunberg o Xiye Bastida, quienes se desesperan ante la lentitud de los líderes para acelerar los cambios. No obstante, creo que ponen demasiado énfasis en las medidas de mitigación y sobrestiman la velocidad y capacidad de adaptación de la estructura socioeconómica de la mayor parte del mundo, por lo que tienen que poner el énfasis de manera preponderante en la innovación para desarrollar tecnologías que permitan evitar la catástrofe. En México, paradójicamente, la agenda verde se ha congelado, mientras que nuestros glaciares se derriten.

 

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