Inocencia regulatoria de la inteligencia artificial

A finales de agosto de 1898, el zar Nicolás II de Rusia envió un rescripto buscando la paz y el desarme. Un rescripto es una petición de un soberano a otro, en este caso para convocar una conferencia en contra del armamentismo. Todavía se debate si el intento del zar de la familia Romanov fue audaz o inocente. En ese momento, las naciones europeas estaban inmersas en una carrera armamentista, debido a las capacidades y tecnologías surgidas de la Revolución Industrial, y era evidente que Rusia estaba en desventaja. Aunque la petición del zar condujo a la Conferencia de la Haya, fue insuficiente para evitar la carnicería que llegó con la Primera Guerra Mundial.

INOCENCIA

Este hecho me hizo reflexionar sobre el discurso del secretario general de la ONU, António Guterres, quien propuso la creación de un organismo de cooperación internacional similar a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) o el Panel Intergubernamental del Cambio Climático. Sin embargo, considero que establecer un organismo supranacional para regular la inteligencia artificial será complicado. A diferencia de la OACI, donde diversas naciones tienen un interés colectivo en la aviación segura, aunque tienen intereses divergentes Teherán o Washington D.C. así como Moscú pueden coincidir en tener estándares para evitar que los aviones de pasajeros se desplomen. En cuanto a la OIEA, la no proliferación se vuelve más fácil cuando son pocos los países que tiene armas nucleares y las consecuencias funestas son obvias; aun así, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte pudieron hacerse de un programa nuclear.  Aunque existen ejemplos positivos como el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, que ha sido una buena inspiración, pero enfrenta dificultades para alcanzar acuerdos vinculantes que resuelvan el problema del cambio climático.

BUENOS DESEOS

Recientemente, en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden anunció un acuerdo con varias empresas, incluidas: Open AI, Inflection, Anthropic, Microsoft, Google, Meta y Amazon, para establecer compromisos relacionados con la inteligencia artificial. Estos compromisos implican probar sus sistemas de inteligencia artificial de manera interna y externa antes de desplegarlos, compartir información de riesgos con la academia, el gobierno y entidades públicas, invertir en ciberseguridad y evaluar las ponderaciones de los modelos, además de permitir que terceros descubran vulnerabilidades y riesgos. Otros aspectos aún más idealistas son: priorizar la inversión en riesgos para la sociedad, que las compañías se comprometen a desarrollar sistemas que ayuden a enfrentar los mayores retos de la sociedad Se ha notado la ausencia de Apple, que ya está desarrollando su propio modelo de lenguaje natural con inteligencia artificial y X.AI de Elon Musk, quienes también serán actores relevantes en esta tecnología.

VIEJO OESTE

El fundador de Netscape y visionario, Marc Andreessen, ha propuesto que evitemos la regulación excesiva de la inteligencia artificial y en lugar de eso, nos centremos en utilizarla para desarrollar sistemas y mecanismos que contrarresten los efectos perniciosos que puedan surgir. Por otro lado, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu sugiere una regulación a nivel nacional, pero considera que una regulación supranacional no es realista, lo cual podría entrar en contradicción con una regulación nacional que limite el desarrollo y alcance de un país en una dinámica de suma cero.

OPTIMISMO

Tal vez, en lugar de una regulación excesiva, se puedan establecer ciertos criterios básicos a nivel nacional para evitar los usos más destructivos de la IA. Sin embargo, esto implicará un riesgo inevitable. A riesgo de sonar como pavo antes de la cena de Navidad, hasta ahora, la sociedad humana ha logrado evitar los peores aspectos de las tecnologías más amenazantes cuando son tangibles y concretos. Esto me lleva a creer que la inteligencia artificial podría ser una fuerza positiva en la lucha contra del calentamiento global, en lugar de convertirse en una fuerza distópica que subyugue a los humanos o los trate como una plaga. Lamentablemente, en México, nuestra agenda nacional parece estar enfocada en temas como refinerías y corcholatas, sin abordar asuntos de mayor relevancia.