Momento México

Dan Wang es uno de los mejores analistas de China, recientemente escribió un artículo titulado: China’s Hidden Tech Revolution, el planteamiento del artículo que se publicó en Foreign Affairs es que la nación asiática rompió el paradigma de la sonrisa. La tesis de la curva de la sonrisa comenzó en algún punto de la década de los noventa del siglo pasado cuando el emprendedor taiwanés y fundador de Acer, Stan Shih, entendió que las mayores ganancias en la industria de la tecnología se generan al principio de la cadena de valor, es decir, en investigar y desarrollar, y al final de la cadena de valor al llevar el producto o servicio al consumidor final a través de la mercadotecnia. El ejemplo más acabado de ello lo ofrece Apple, que investiga en Palo Alto, subcontrata toda la manufactura y hace una gran mercadotecnia para llegar a los consumidores de todo el orbe, generando grandes márgenes de utilidad que le permiten ser la empresa más valiosa del planeta. No obstante, China y Taiwán rompieron el paradigma, ya que más que investigar y desarrollar nuevas tecnologías optaron por mejorar sus procesos de manufactura hasta un grado de excelencia, un buen ejemplo de ello lo ofrece la taiwanesa Foxconn, que tiene ventajas comparativas difíciles de replicar fuera de China. Escribe Dan Wang que actualmente las firmas chinas representan 25 por ciento del valor agregado de los iPhones, esta excelencia en la manufactura les ha permitido ganarle a las empresas estadunidenses, aún sin el ritmo de investigación, innovación y desarrollo de las firmas estadunidenses, y como ejemplos: Huawei, Xiaomi, BYD, etcétera. La conclusión del artículo es que la Unión Americana debe volver a centrarse en la excelencia en la manufactura. Sin embargo, el artículo no considera que la Unión Americana  enfrenta cuellos de botella en talento por la falta de trabajadores especializados e ingenieros. El problema de los trabajadores y los ingenieros estadunidenses es de cultura y de precio. El obstáculo de la cultura se ejemplifica con la planta de semiconductores de 40 mil millones de dólares que está construyendo la taiwanesa TSMC en Phoenix, Arizona, los taiwaneses se quejan de que la instalación se les está saliendo de presupuesto y que los ingenieros estadunidenses no tienen la ética de trabajo de sus contrapartes asiáticos: no son tan disciplinados, cuestionan más, pero sobre todo no trabajan tanto y al mismo ritmo. Yo creo que se trata de un problema de precio, para lograr el tesón y el ritmo de trabajo de sus contrapartes de Asia, las empresas instaladas en Estados Unidos tendrían que pagar salarios prohibitivos que llevarían el costo de un iPhone de última generación de mil dólares a cuatro mil.

FACTOR MÉXICO

En esa parte del rompecabezas, México puede jugar un papel clave, ya que tiene una reserva de fuerza laboral significativa, reconocida por su ingenio, tesón y talento. Además, México cuenta con una estructura de costos mucho más competitiva, a lo que se suman las capacidades logísticas, que no son un asunto menor, basta recordar los efectos de las políticas cero covid de Xi Jinping. Para Estados Unidos, desvincularse económicamente de China implica un proceso inflacionario importante, lo cual puede atenuar gracias a México. Para nuestro país significa una gran oportunidad de crear un nuevo bloque de clases medias y desarrollar un ecosistema de excelencia en la manufactura y una clase empresarial que lo sepa aprovechar. Los retos no son menores, acelerar en la transición e inversión en energías renovables, construir infraestructura energética, contener el problema creciente de inseguridad, implantar mecanismos más novedosos para el desarrollo de habilidades, tener capital para financiar a los emprendedores que se integren a la cadena de valor como proveedores. El reto mayor será lograr que los estados del sur sureste logren integrarse en esta nueva ola y para ello se requiere llevar infraestructura, educación y servicios, el plan para conectar con parques industriales desde Coatzacoalcos a Salinas Cruz va en ese sentido y nunca hubo un mejor momento para impulsarlo. Adicional a ello es la precondición de que México siga consolidando su democracia, de lo contrario es fácil desalinearse y perder lo ganado.