Mundo pequeño y bipolar

¿Qué tan profundo es el desencuentro entre China y Estados Unidos? ¿El conflicto se resuelve con diálogo, se soluciona con cambios de conductas para evitar agravios o es insalvable? Las preguntas comenzaron a plantearse desde que Donald Trump comenzó una guerra arancelaria con China en 2018. La respuesta es vital para entender el siglo XXI y es clave para México dado que Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, pero China es el segundo.

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EL SACRIFICIO CHINO

La respuesta comenzó a dibujarse cuando en octubre pasado el gobierno de Xi Jinping decidió sacar del escenario a Jack Ma, emprendedor estrella de China, y suspender la oferta pública inicial de acciones de su enorme empresa financiera Ant Financial. En ese entonces se concluyó que se trataba de un mensaje para que los exitosos titanes tecnológicos chinos no se confundieran en cuanto a quién lleva la rectoría económica del país asiático. El costo que pagó el gobierno chino al suspender el debut en bolsa de Ant fue limitar el atractivo del mercado accionario de Hong Kong y de Shanghai. Sin embargo, tal parece que el asunto va más allá de un simple mensaje, lo que es evidente luego de que DiDi entró en una intensa intrusión regulatoria de parte de la autoridad de ciberseguridad china, lo que provocó que la retiraran de las tiendas de aplicaciones de ese país tan sólo unos días después de su oferta accionaria, con el consecuente desplome en el precio de sus títulos. Tal parece que China está dispuesta a cercenar la proyección global de sus empresas a cambio de cerrar cualquier posibilidad de intervención de Estados Unidos.

La postura del gobierno chino con respecto a sus empresas no se da en el vacío. Apenas hace unos días. en el contexto de los 100 años del Partido Comunista. Xi Jinping dio un mensaje muy acertivo en el que dejó claro que su país se asume como una potencia global que no va a permitir que interfieran con sus intereses e incluso se mostró muy firme en su compromiso para recuperar Taiwán, lo que podría ser el punto de quiebre con el gobierno de Joe Biden en un futuro no muy lejano.

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CAMBIO DE ACTITUD

La actitud que ha tomado China con respecto a sus corporaciones también tiene como telón de fondo y justificación la facilidad con la que Trump bloqueó a Huawei en todo el mundo para evitar, en la medida de lo posible, que su infraestructura fuera dominante en el 5G, que es la siguiente generación de comunicación. Además, adquirió un tono más personal con la detención en Canadá, a petición de Estados Unidos, de la directora financiera de la empresa e hija del fundador Meng Wanzhou, por violaciones a las sanciones en contra de Irán. Cuando se dio el relevo en la Casa Blanca era factible un escenario en el que Biden hiciera una rectificación de la postura ante China, con una actitud más parecida a la que tuvo Obama en su mandato.

También es necesario decir que la actitud de China ha cambiado desde los tiempos de Obama, como lo demostró el episodio con la NBA, cuando un ejecutivo del equipo de los Rockets de Houston hizo comentarios a favor de las manifestantes en Hong Kong, lo que generó que la nación asiática suspendiera la transmisión de varios partidos de basquetbol en su territorio. Además, China ha exigido a empresas como Apple que almacenen la información de los usuarios de ese país en el propio territorio, dando un mayor acceso a las autoridades de la nación asiática, lo que contrasta con la actitud de la empresa que encabeza Tim Cook en EU. Adicional a ello, el gobierno de Xi Jinping ha tomado un mayor control de Hong Kong e intensificó el número de campos de trabajos forzados para los uigures, minoría china musulmana, en la provincia de Xinjiang.

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PÉRDIDA PARA EL MUNDO

La configuración de un mundo bipolar con China y Estados Unidos en los extremos es una mala noticia debido a que el mundo se hace más pequeño y proteccionista y se dificulta la atención a problemas globales, como una pandemia o el cambio climático. En esa coyuntura surgen oportunidades únicas para México como el principal socio comercial de Estados Unidos, sin embargo, es necesario dejar atrás las anteojeras ideológicas.