Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

13 Mar, 2021

A un año de distancia de la Convención Bancaria

Hace un año, en la Convención Bancaria 83, en Acapulco, la inquietud de la pandemia era patente. La mayor parte de los asistentes se saludaba de mano aunque ya con un poco de nerviosismo. Era previsible que estábamos frente a una pandemia, el eje de las discusiones se centraba en la necesidad de avanzar en el plan de inversión de infraestructura y se esbozaban los posibles riesgos económicos que ocasionaría el fenómeno.

Hoy sabemos, gracias al secretario Arturo Herrera, que en esos días la Comisión de Cambios sesionó de emergencia en un cuarto del Princess para renovar las coberturas en dólares y evitar movimientos abruptos en el tipo de cambio que ya se manifestaban por la aversión al riesgo ante la primera ola de contagios en Asia y Europa.

El secretario Herrera también recordó en el discurso inaugural del jueves pasado que la convención de 2020 fue el último evento público permitido el año pasado, no obstante, es inexacto dado que el Gobierno de la Ciudad de México autorizó, en medio de la polémica, la celebración del Vive Latino, el 14 y 15 de marzo de 2020.

Aquel fin de semana todos mirábamos con aprensión y horror las historias de hospitales desbordados en la zona de la Toscana, al norte de Italia, y la aceleración de casos en España, que rápidamente también desbordó sus hospitales. Algunos pensábamos que lo que ocurría en Europa era un espejo de lo que acontecería en México, pero no fue así, fue peor, la tasa de contagio fue más lenta al principio en nuestro país, pero mucho más elevada al pasar los meses, en un principio no se desbordaron los hospitales, pero sí los panteones.

Al revisar el discurso del secretario de Hacienda en la sesión inaugural del año pasado es evidente que la dependencia estaba lista para anticipar los problemas que vendrían desde la óptica económica, aunque desafortunadamente no tenía información adecuada de la Secretaría de Salud como lo muestra este fragmento del mensaje: “La Secretaría de Salud ha sido, por ejemplo, muy enfática en que se necesitan mascarillas para los enfermos, se necesitan mascarillas para los médicos, se necesitan mascarillas para las enfermeras. Pero es muy distinto a decir que se necesitan mascarillas para todos los mexicanos”. El problema no es que en marzo del año pasado la Secretaría de Salud hubiera pasado por alto, como le ocurrió a muchos gobiernos, que la propagación del SARS-Cov2 es un fenómeno aéreo, el fallo es que no hubo curva de aprendizaje y un año después todavía hay quienes disputan algo tan básico como la utilización universal del cubrebocas como la herramienta más eficaz para frenar la curva de contagios.

Hace un año, el subsecretario Hugo López-Gatell tenía credibilidad, aunque la dilapidaba rápido con un manejo poco pulcro de las cifras. Después fue lo de menos ante un enfoque que privilegió la disponibilidad de camas de hospital en detrimento de la realización de pruebas, lo que ha llevado a que México tenga uno de los mayores niveles de subestimación de casos y fallecimientos. Hoy, el subsecretario es una caricatura y el nivel de discusión de la estrategia frente a la pandemia en México en lo que se refiere a él pasa por Zipolite y la Condesa.

El año pasado, el secretario Herrera tenía claro que la economía requeriría de un estímulo, como lo reflejó su discurso: “Lo que estamos haciendo ahora, desde la Secretaría de Hacienda, es no esperar a que el impacto se dé para... empezar a darle un estímulo a la economía desde ahora para crear una especie de colchón económico y subir la base sobre la cual la economía va a ser afectada”. Lo expresado chocaría con una visión de austeridad a toda costa que agudizó la caída.

A un año de distancia, queda claro que el secretario Herrera le haría un mayor servicio al país si pudiese avanzar su visión de manera más enfática. Como ha dado muestras al mandar a la congeladora la Ley del Banco de México, no es sencillo, pero sí necesario.

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