Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

30 Jun, 2021

El problema efectivo

Hace algunos meses tuve una interesante plática con un reconocido emprendedor sudamericano, quien me pidió el anonimato. Se trata de un joven empresario que se ha abierto a nuevos negocios en el complejo tema de nuevos medios de pago en América Latina, las criptomonedas y la regulación bancaria en esta región.

En esa conversación, hablamos y le pregunté acerca de su experiencia en México y las regulaciones bancarias.

Me hizo saber cómo había grandes esperanzas en 2017 por la aprobación de nuevas leyes de tecnologías financieras (la famosa ley fintech en México) y algunas otras reformas que abrieron el camino para que nuevos métodos de pago se adoptaran en nuestro país. Al respecto, fue tajante: “La ley fintech era una gran idea pero, a los 43 minutos del segundo tiempo, se metieron los bancos y complicaron las cosas; el regulador de las fintech (la Comisión Nacional Bancaria y de Valores) está congelado y no se han emitido nuevas licencias para empresas (que quieren participar en el mercado)”.

En otras palabras, con la activa intervención de los bancos y la inactividad de este gobierno, el uso de tecnologías como bitcoin y otras han dormido el sueño de los justos.

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De acuerdo con el gobierno de EU, las criptomonedas son una moneda virtual (no hay dinero físico) que no necesita de los bancos tradicionales, pero tampoco está respaldada por los gobiernos a través de su banco central. Esto va en contra del concepto tradicional del dinero, donde los pesos, dólares y muchas otras monedas están respaldadas por el banco central de un país.

Recordará haber visto en billetes mexicanos el nombre del Banco de México, el que emite, pone en circulación y respalda ese valor en México.

Pues bien, todo ello es interesante porque en esta semana se dio un debate por el uso de las criptomonedas por un banco comercial mexicano. Banco Azteca, a través de su dueño, Ricardo Salinas Pliego, anunció que estaba trabajando para traer criptomonedas a México, a lo que pronto respondió el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y la Comisión Bancaria que el uso de éstas está prohibido salvo en algunos casos específicios (el uso “interno” de los bancos).

En otros países. el uso de las criptomonedas se ha ido popularizando. Hasta hace poco, la empresa fabricante de tecnología automóviles eléctricos Tesla aceptaba el bitcoin como medio de pago para comprar sus coches. El problema fue que, al no ser respaldada por el gobierno, el valor de esas criptomonedas varía violentamente de un día a otro. Por ello, Tesla dejó de aceptarlo. Así hay muchos otros ejemplos de uso de criptomonedas.

En nuestro país la propia ley fintech fue creada, entre otras cosas, para innovar en el uso de estas criptomonedas. La realidad es que ha sido la burocracia y el miedo gubernamental el que ha frenado su uso; en parte por razones entendibles (se pierde el control del dinero y hay riesgos como el uso de estas monedas para fines ilegales) pero, por otra parte, ha sido la duda a modernizarse su principal freno.

Por ello, seguiremos siendo un país en donde más de 87% de los pagos son en dinero en efectivo. Pudiendo ser potencia innovadora, escogemos la mediocridad financiera.

 

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