Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

12 Jul, 2023

El vuelo de la nostalgia

“Ojalá y recapaciten porque sería muy bueno el que regresara Mexicana… Nosotros lo estamos haciendo porque tiene que ver con la tradición, es la línea aérea más importante de México”.

López Obrador

Primero se dio a conocer con una filtración de los documentos confidenciales de la Sedena. Luego fue confirmado en la conferencia mañanera. Después los integrantes de la administración pública (y los militares) se apresuraron por cumplir con la improvisación administrativa. Finalmente, se reveló como un triunfo político. La recargada aerolínea Mexicana de Aviación, versión burocrática, será realidad en próximas fechas.

La premisa básica siempre ha sido la ocurrencia, pasando por los sesgos ideológicos nacionalistas-estatistas y concluyendo con programas sin pies ni cabeza. En octubre del año pasado se inició este ciclo vicioso: documentos de la Sedena filtrados describían cómo el gobierno pretende crear una aerolínea estatal operada por los militares para transporte turístico, de la mano con el Tren Maya y otros proyectos similares. La aerolínea tendría un costo –de acuerdo con las estimaciones de Sedena– de entre 1,000 y 1,800 mdp, y contaría con, al menos, diez aeronaves arrendadas.

A través de las semanas y meses se ha ido revelando más información sobre este proyecto estatista. Parte de su improvisación está en que la aerolínea se llamaría Mexicana de Aviación, como la extinta empresa privada que quebró por una mala gestión y los costos laborales inmanejables. El problema central de ello es que la marca estaba en manos de los extrabajadores, que veían en ésta un valor que no tenía más que en papel. Sin embargo, ahora la marca ha sido liberada por los tribunales y el gobierno ha ofrecido, de acuerdo con lo declarado por el propio presidente, entre 800 y 1,000 mdp por algo que no tiene valor alguno.

Todo ello es parte de una vuelta al pasado en aviación y otros sectores. En los años 70 y 80, el Estado mexicano ha experimentado con ser propietario de aerolíneas comerciales y otras empresas paraestatales del sector transporte y turístico tan diversas como hoteles, balnearios, estadios deportivos y hasta parques de diversiones. En casi todos los casos, la falta de planeación, los malos manejos y las decisiones políticas resultaron en costos muy altos para el erario y oportunidades perdidas para la economía.

Éste es el “glorioso” periodo del pasado que el gobierno quiere retomar con ideas y propuestas de esta naturaleza. Quiere ser el gobierno de un Aeroméxico y Mexicana en manos estatales y, no sólo eso, manejados por el Ejército. Quiere empresas paraestatales que, en un futuro no muy lejano, generarán presiones para el presupuesto público y un Estado abultado.

Surgen muchas más preguntas que respuestas ante esta aerolínea del bienestar: ¿bajo qué régimen laboral se regirán?, ¿cuánto será el costo laboral?, ¿cuánto será el costo operativo mensual?, ¿qué rutas usará?, ¿recibirá subsidios cruzados del gobierno?

La respuesta a éstas y otras dudas serán clave para saber qué tan grande será el hoyo presupuestal para la operación de lo que a todas luces será una carga más que una solución.

Es la nostalgia hecha gobierno.

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